Infinidad de veces vandalizada, y posteriormente restaurada, la obra del escultor francés de principios de siglo XX, deambuló por la ciudad hasta convertirse en un símbolo del Parque Centenario.
Guardiana indiscutida del Parque Centenario, su figura de bronce parada sobre una esfera que simboliza el mundo, representa el triunfo del espíritu sobre la materia según la mitología romana.