Las curadoras Jill Lloyd y Janis Staggs analizan los aspectos más destacados de uno de los artistas alemanes más importantes de comienzos siglo XX, en la retrospectiva realizada en Nueva York en 2019.
Su obra juega con la colorimetría, donde el hilo conductor son las texturas, la reproducción de patrones y el fuera de foco como vehículo para comunicar escenas abstractas que parecen esmeriladas.
El artista de Las Vegas inventó una rueda de acordes codificada por colores que le permite convertir canciones en pinturas. Con cada línea que representa una nota o acorde diferente, da vida a la música en el lienzo.