Especular sobre su figura femenina y renovadora que desquicia una escena dominada por hombres, permite expandirla en la geografía y la periferia de la historia del arte.
Fiel a sus ideas estéticas, Fernando Botero persistió en su estilo inconfundible, que hoy a su muerte, se vuelve gigantesco. La distorsión de sus cándidos personajes ofrece reflexiones crueles y mordaces.