Toda su producción es en torno a la pintura, el dibujo, el tejido, la escultura y la performance. Una narrativa en la que conviven paisajes, cabellos humanos y formas viscerales.
La obra de la japonesa es una experiencia onírica que toca fibras emocionales donde el paso del tiempo, la identidad y la ausencia, se traducen en instalaciones con hilos de escala monumental.
En el universo Ascúa hay una gran diversidad de dibujos; de lápiz, grafito, tiza, óleos pastel y acuarelas sobre papel, de tapices en lana y tejidos de colores vibrantes. Sus amigurumis, figuras minimalistas, alcanzan el aura de guardianes.