"No es una escultura de Kate Moss, sino de la alucinación cultural sobre Kate Moss", dice Quinn para explicar la figura de oro en pose de yoga con la cara de la super modelo de los noventa.
El ejercicio del autorretrato es llevado a niveles sin precedentes en su impactante obra. Al utilizar de manera visceral su propia corporalidad, el artista logra inmortalizar una versión hiperrealista de su imagen.