Una pintura conmovida por su propio movimiento. El realismo crítico de un pintor que se somete a las cosas, que en el fondo sabe que el mundo es una composición insólita de colores, líneas, luces y sombras.
Al inaugurar una exposición individual titulada Le Réalisme en 1855, el maestro francés dio origen a un nuevo movimiento, que le ocasionó tantos elogios como críticas. El pintor que no hizo nada como los demás.