Fue uno de los autores de la mayor revolución artística del Renacimiento, a pesar de su temprana muerte a los veintisiete años. Su obra la Trinidad inaugura la ilusión de la tercera dimensión en una representación arquitectónica al servicio de la fe.
Es una de las últimas revelaciones del creciente mundo del arte urbano. Su propuesta geométrica desafía el punto de vista del espectador y juega con nociones de tridimensionalidad en ilusiones ópticas incomprensibles.