El neoexpresionista alemán invirtió el punto de vista del espectador para reflejar el contexto de posguerra de su juventud y subvertir la mirada de mediados del siglo XX.
Sus foto-pinturas fantasmales definieron el pop art alemán de la Guerra Fría y dieron lugar al llamado realismo capitalista. Su obra diversa e inextinguible lo posiciona acaso como el último sobreviviente del arte del siglo XX de Occidente.