Cuando uno mira hacia atrás y recuerda la pandemia Pero Gisela no sólo pone en valor el talento de su equipo, y todo lo que trajo consigo, no sólo hubo temor y caos. Esa inesperada pausa, que detuvo el ritmo de nuestras vidas, para algunos fue una oportunidad de explorar nuevas posibilidades, de escuchar deseos internos, de replantearse el rumbo y animarse a barajar y dar de nuevo. Este fue el caso de Gisela Asmundo, creadora de El Ojo del Arte, quien encontró en medio de la reclusión una nueva inspiración que transformaría su carrera y dejaría una huella en la difusión cultural.
Asmundo recuerda que, en ese contexto de incertidumbre y angustia, le ofrecieron escribir una columna de arte para Noticias Argentinas, y, sin dudarlo, aceptó. “Como historiadora de arte, viajé a través del tiempo y reviví la vida y obra de muchos artistas con mi imaginación mientras investigaba sobre ellos. Fue una manera de reconectar con ese maravilloso legado que estudié durante mi carrera. Cada vida y cada creación artística eran registros reales de un tiempo pasado, y me di cuenta de que eso podía tener un enorme valor en el presente”, explica en diálogo con Quórum. Su primera columna fue sobre el expresionista austríaco Egon Schiele, quien falleció a los 28 años a causa de la gripe española, y desde ahí comenzó su viaje mental por los distintos períodos artísticos.
El Ojo del Arte, un proyecto que nació de esas reflexiones, pronto se consolidó como un espacio único en la escena cultural argentina. El portal (www.elojodelarte.com) fue declarado de interés cultural por la Cámara de Diputados, y el programa de radio que Asmundo produce, conducido por la periodista María Paula Zacharías, recibió el prestigioso Premio Martín Fierro en la categoría Mejor Programa Cultural/Educativo. A través de ambos medios, Asmundo busca “comunicar todo lo relacionado con el arte de manera accesible, amena y responsable, para un público que, aunque no sea experto en la materia, tenga un interés genuino por el arte”.
Un aspecto fundamental que distingue a El Ojo del Arte es el enfoque colaborativo que ha logrado consolidar en su equipo. “A nuestros colaboradores y equipo los siento como una comunidad de profesionales inspirados y pensantes, que transmiten información sobre arte con amor. Ese amor y compromiso se refleja tanto en los artículos como en la conducción del programa de radio. Cada comunicador aporta su impronta profesional, y eso le da un carácter único al proyecto”, afirma con orgullo.
Izquierda: Gisela Asmundo junto al equipo de El Ojo del Arte (Miguel Masllorens, Diego Altabás y María Paula Zacharías).
Derecha: Gisela Asmundo junto a la periodista Cristina Perez y Gabriela Ricardes, actual Secretaria de Cultura de GCBA.
Pero Gisela no sólo pone en valor el talento de su equipo, sino que también asume personalmente la inversión y la gestión económica del proyecto, algo que no es menor en el contexto de un emprendimiento cultural autogestivo. "La frase 'hacer algo por amor al arte' aplica perfectamente a mi gestión. En gran parte, El Ojo del Arte se subsidia con mi ayuda económica y, por supuesto, también con la de algunos sponsors. Esperamos que más empresas se sumen para seguir creciendo”, comenta con franqueza. Este esfuerzo financiero ha permitido que el proyecto se mantenga firme, a pesar de los desafíos, y que continúe en expansión.
La repercusión de este proyecto ha sido notable y su impacto ha sido reconocido tanto a nivel nacional como local. “Este año ha sido muy fructífero para nosotros: además de recibir el reconocimiento como sitio de interés cultural por parte de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, también fuimos declarados de interés para la comunicación social y la cultura por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, celebra Asmundo, quien asegura que estos logros son un motor para seguir creciendo. “Humanamente, no todos los días son iguales, hay días de gran optimismo y otros no tanto. Estos reconocimientos nos sirven para reafirmar por qué hacemos lo que hacemos”, celebró.
Cuando se le pregunta por el futuro del proyecto, se muestra optimista: “Me encantaría seguir expandiéndonos y abarcando otros territorios. Soy una persona soñadora y siempre imagino situaciones posibles. A medida que el proyecto crece, vamos sumando nuevas iniciativas, y siempre estamos abiertos a explorar colaboraciones internacionales”. En ese sentido, su ambición no tiene límites, y ve en la expansión global un paso natural para seguir promoviendo el arte y la cultura.
Entre los criterios que Asmundo utiliza para seleccionar a los artistas y obras que forman parte del proyecto, destacan la calidad de la obra, su impacto cultural y, en muchos casos, la historia personal del artista. “Algunos artistas son seleccionados por lo maravillosa que es su obra, o porque han sido injustamente olvidados con el paso del tiempo, como es el caso del renacentista Lorenzo Lotto. Otros, como Picasso, son elegidos por su popularidad y trascendencia. También incluimos artistas contemporáneos, tanto consagrados como emergentes. Dependiendo del artista, lo ubicamos en diferentes secciones del portal y lo asignamos a uno de nuestros colaboradores, quienes tienen distintos perfiles, desde historiadores de arte hasta filósofos y críticos”, explica.
En cuanto a cómo hacer que el arte llegue a un público más amplio, subraya la importancia de la claridad en el lenguaje: “Los artículos y entrevistas del programa de radio están expresados de manera entendible, con un lenguaje claro, para que cualquier persona pueda comprender y disfrutar del arte”. Esta accesibilidad es uno de los pilares que ha permitido que El Ojo del Arte se convierta en una referencia cultural.
Por otro lado, la tecnología ha jugado un papel importante en la evolución del proyecto. Aunque es cautelosa con su uso, reconoce su valor como herramienta de comunicación: “Utilizamos las redes sociales, como Instagram, para compartir lo que estamos haciendo, pero el contenido completo y profundo está en el sitio web y en las entrevistas del programa de radio. La tecnología es útil, pero debemos ser conscientes de cómo nos afecta emocionalmente y cómo está cambiando nuestra forma de vivir”.
Finalmente, comparte una visión sobre el arte que trasciende lo meramente estético. “El arte es valioso porque nos abre a mundos nuevos, nos permite ver significados que muchas veces se nos escapan en la vida cotidiana. Nos interpela, nos brinda belleza, nos conecta con lo profundo de la existencia. Mirar una obra renacentista de hace 500 años puede ayudarnos a entender un tiempo que ya no existe, pero que sigue resonando con nuestras necesidades humanas fundamentales”.
En un contexto donde la cultura y el arte no siempre reciben el apoyo necesario, Asmundo enfatiza la importancia del rol del Estado: “Es fundamental que el Estado participe en la preservación y proliferación del legado artístico. No se puede crecer como sociedad sin invertir en educación y cultura”.
El Ojo del Arte es un claro ejemplo de cómo la pasión por el arte y la perseverancia pueden llevar a crear un proyecto de impacto, que promueve el arte en todas sus formas y lo pone al alcance de un público cada vez más amplio.