La edición de ESTE ARTE 2025 contó con un nuevo formato. Cada galería presentó a un único artista que creó obras especialmente para el público esteño. Esta particularidad y la calidad de las propuestas, despertó el interés de más de cuatro mil visitantes que se acercaron los primeros días de enero al Pavilión Vik en José Ignacio, para disfrutar del evento. Participaron gran cantidad de coleccionistas, curadores y amantes del arte.
La feria de arte uruguaya se ha consolidado como una plataforma clave para las artes visuales en el Cono Sur, fomentando el diálogo, el pensamiento crítico y las buenas prácticas en el sector. Este año se combinaron experiencias presenciales y virtuales, y todas las obras se podían visualizar en el sitio web de ESTE ARTE, y se le asignó a cada galería un espacio equipado con tecnología de visualización digital para facilitar reuniones de negocios.
El jurado que designó a las catorce galerías participantes estuvo integrado por filántropos y coleccionistas de renombre nacional e internacional, como es el caso de Amalia Amoedo, que desde hace más de dos décadas apoya activamente a artistas de la región, numerosas instituciones y forma parte del comité de algunos de los museos más importantes del mundo. Aline Herrnstadt, apasionada coleccionista de arte contemporáneo con una sólida base tanto en diseño como en estudios culturales. Elianne Litwin, cofundadora de Magma, un espacio de diseño que busca empujar los límites creativos. Mohamed Julien Ndao, participa en diversas iniciativas artísticas con su empresa Okapi. Y Alberto Rebaza, mecenas y coleccionista que ha desempeñado un papel significativo en el desarrollo del arte contemporáneo en Perú desde 1990.
Las propuestas seleccionados fueron las siguientes:
Takis en Xippas (París - Génova - Punta del Este). El artista griego desafió las fronteras de la escultura al integrar electricidad, magnetismo y movimiento en sus obras. Propone un espacio para reflexionar sobre la intersección entre la percepción humana y las energías invisibles que gobiernan la vida.
Catalina Swinburn en Aninat Galería (Santiago de Chile). Mediante el tejido y documentos antiguos, la artista rescata rituales ancestrales y la resiliencia femenina. Sus obras, realizadas con técnica de origami en tela, papel y cuero, son metáforas que abren un diálogo entre tradición e innovación, haciendo un puente entre la historia y el presente.
María Maggiori en Black Gallery (Pueblo Garzón). Los dibujos a mano alzada con un pincel mojado en tinta china o acrílico, conforman una nueva cartografía del mundo, como si fuera una caligrafía que le sirve para expresar verdades y significados. Maggiori registra su paisaje interior y lo presenta como una ficción.
Eduardo Cardozo en Galería SUR (La Barra). Su trabajo es una reflexión sobre la memoria, la imagen y el significado de lo que percibimos. La práctica de Cardozo trasciende tendencias estilísticas, enfocándose en los aspectos universales de la percepción, el movimiento y la memoria. Fue representante de Uruguay en la 60° Bienal de Venecia.
Fabián Burgos en Circa (Rosario). Con una trayectoria marcada por la exploración de formas y su interacción con los materiales, sus trabajos se caracterizan por borrar los límites entre planos, los juegos visuales, los gestos torpes y la utilización de paletas inusuales. Las piezas seleccionadas invitaron a reflexionar sobre la interacción entre el orden y el caos, lo rígido y lo fluido.
Esteban Pastorino en Del Infinito (Buenos Aires). Las fotografías panorámicas de Pastorino proponen una experiencia alejada del consumo cotidiano en estos tiempos de intensificación de pantallas, de imágenes instantáneas que circulan fugazmente por redes, medios y dispositivos. Una extensión temporal-espacial que envuelve tanto al área fotografiada, como al espacio en donde se emplazan sus trabajos.
Guillermo García Cruz en Galería del Paseo (Punta del Este - Lima). Sus intereses en cómo la tecnología erosiona la imagen ante lo impredecible, revelan la distorsión provocada por la velocidad de la información mediante pigmentos cromáticos, que se asemejan a un glitch.
Fernanda Guitiérrez en Galería Espacio O (Santiago de Chile). El tejido es la técnica a la que recurrió para dejar de fumar, con el propósito de aprender algo nuevo y desaprender un hábito viejo. La regla fue tejer 20 puntos, como los cigarrillos de un atado y que cada tejido sea despojado de cualquier utilidad y no tenga ningún fin.
Federico Lanzi en María Casado (Buenos Aires). Esta propuesta expositiva se centró en destacar las características del color y las posibilidades de la pintura como materia que despierta una vibración emocional. Sus obras resuenan con sutiles guiños a la historia del arte.
Túlio Pinto en Millan (San Pablo). Su escultura es una extensión del cuerpo y de la experiencia fenomenológica del ser en el mundo. El trabajo aborda de manera única los conceptos de armonía, equilibrio y efimeridad, a través de la contraposición de elementos pesados e industriales con otros frágiles.
Daniel Stroomer en OTTO (Buenos Aires). Nacido en Amsterdam y radicado en Buenos Aires, los tonos dinámicos de sus obras reflejan la energía y diversidad de Argentina, mientras que los patrones subyacentes evocan la precisión ordenada de los Países Bajos.
Lorenzo Moya en Tarquinia (Viña del Mar). Para realizar sus paisajes surrealistas y oníricos, se instala un tiempo en cada lugar que trabaja, los observa y los camina para empaparse del espíritu de la zona. Cada obra invita a un mundo de quietud, intimidad y reflexión, y sus trazos audaces crean un diálogo profundo entre el ser humano y la naturaleza.
Ernesto Carozzo en Luz Verde (Lima). Su trabajo fotográfico manifiesta sentimientos que nacen a partir de la comunicación con su hijo. Fotografías del cielo con frases que son referencias a sus diálogos. Luego pasan por un proceso de transformación a través del fuego, en una suerte de ritual que busca elevar palabras y deseos al infinito
Gimena Macri en W-galería (Buenos Aires - Pueblo Garzón). Su obra se distingue por una profunda carga de gestualidad y carácter confesional. Dan la sensación de estar leyendo un diario íntimo. Los ambientes pierden sus líneas y sus límites; y aquellos objetos siempre humildes y silenciosos se llenan de poder.
Además de las propuestas curadas que presentó cada galería, ESTE ARTE reunió a figuras influyentes de la escena internacional como Frances Morris, curadora y directora emérita de Tate Modern de Londres, Pablo León de la Barra, curador de arte latinoamericano del Guggenheim y Marcela Guerrero, primera curadora latinoamericana y próxima curadora del Whitney Museum, quienes recorrieron la feria y participaron de un ciclo de charlas.
Frances Morris, directora emérita de Tate Modern, durante su charla en ESTE ARTE 2025.
Laura Bardier, directora de la feria, reflexionó sobre la reciente edición: “Este Arte demostró una vez más su reputación como una plataforma cultural transformadora y catalizadora en Uruguay y América Latina. El formato presencial y online, permitió proyectos emblemáticos de galerías internacionales, con obras icónicas y trascendentales”.
ESTE ARTE sorprendió por una cuidada selección de propuestas de excelente calidad y un público especializado que asistió al evento. “Las ventas fueron un éxito, superando ampliamente las expectativas”, agregó con optimismo su directora. Todo indica que en el 2026 la feria continuará su proceso de crecimiento y consolidación.