A la vera del río de La Plata, en la localidad bonaerense de Martínez, un cincel gigante se erige diez metros sobre el nivel del suelo. Se trata de una obra monumental del escultor argentino Jorge Gamarra, que fue inaugurada en 2017 y que se propone homenajear al trabajo manual con una herramienta que usan tanto el artista como el obrero.
Emplazada en Pacheco y el río, y compuesta por 63000 kilos de bronce y granito, esta gran escultura vertical que irrumpe en la ribera -algunos vecinos de la zona la bautizaron como “el monumento al clavo”- forma parte de una larga lista de obras que Gamarra, a lo largo de su carrera, instaló en espacios públicos como Puerto Madero (Ciudad de Buenos Aires), el parque escultórico de Pinamar (Buenos Aires), el de Resistencia (Chaco), e incluso fuera de las fronteras nacionales, en Ecuador, Chile y México.
Sobre Cincel, un ícono recurrente en su obra, el artista explicó que es un homenaje al trabajo que se puede representar de distintas formas. “En el caso mío, como escultor, lo represento de esta manera porque estéticamente un cincel es como un hito”, sostuvo Gamarra el día de la inauguración. Y aseguró: “Para nosotros es muy importante el hecho de que te llamen para hacer una obra en estado público, que la pueda ver todo el mundo. Además, se supone que lo va a superar a uno en el tiempo”.
Nacido en Buenos Aires en 1939 y formado en una secundaria industrial, este escultor autodidacta hizo sus primeras obras en la década del sesenta con madera y acrílico. Ganó el Premio-Beca del Fondo Nacional de las Artes y del Gobierno de Italia que le permitieron perfeccionarse en Roma. Como artista, representó a la Argentina en jornadas de escultura en Canadá, Italia, Francia y EE.UU. Y como si fuera poco, ganó dos premios de la Academia Nacional de Bellas Artes, el Gran Premio de Honor del Salón Nacional, el Arlequín de Oro al Mejor Artista del Año y obtuvo dos premios Konex en Escultura, entre otros galardones.
Heredero de la tradición del arte geométrico, Gamarra redefinió a la disciplina junto a sus colegas Víctor Grippo, Enio Iommi y Gyula Kosice. Como punto de partida, utiliza las formas industriales. Ya sea en piedra, madera, acrílico o metal, el escultor desarrolla su trabajo como una búsqueda, como un constante proceso de interacción con el material. Y el eje es siempre la simpleza.
“Mis obras son muy simples, parten de una imagen geométrica para después trasladarse. Se modifica la geometría y termina siendo otra cosa”, explica Gamarra en el documental que realizaron en su honor como miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes (ANBA). “El significado (de la obra) a veces se lo da el otro con su significante y con su pensamiento”, sostuvo.