Las diferentes exhibiciones de Superblue acercan a un público amplio lo maravilloso del arte experimental, a través de obras a gran escala e instalaciones interactivas. La propuesta surge en un momento en el que la gente, cansada de las pantallas de sus teléfonos y computadoras, desea vivir experiencias tangibles y memorables en la vida real. El edificio de casi tres mil metros cuadrados y una altura de nueve metros, se encuentra ubicado frente al Museo Rubell en Allapattah, Miami. Cada experiencia está diseñada por artistas y un grupo de técnicos que la hacen posible.
Massless Clouds Between Sculpture and Life consiste en zambullirse en un conjunto de nubes gigantes y jugar como niños en los laberintos que se forman, e interactuar con otros participantes. Por instantes el espectador puede imaginar que está flotando en el cielo entre esas lejanas masas compuestas de cristales de hielo. Esta es una creación de teamLab, al igual que otras dos obras que fueron pensadas de manera separada y luego se entrelazaron en una sala de grandes dimensiones de Superblue.
Massless Clouds Between Sculpture and Life de teamLab
La primera es Universe of Water Particles, Transcending Boundaries, una cascada digital que desciende por las paredes y continúa en el piso que al entrar en contacto con los pies o las manos de los visitantes la corriente se separa. La segunda, “Flowers and People, Cannot be Controlled but Live Together” son flores que crecen en los espacios que no circula el agua y caen sus pétalos en un estallido cuando sienten el contacto humano. Otra instalación de teamLab que llama la atención en la sala contigua es Proliferating Immense Life, A Whole Year per Year, otra propuesta interactiva con flores, pero a gran escala donde presenciamos el nacimiento de las plantas y su crecimiento, pero si las tocamos aceleramos el proceso por el cual se marchitan o se desintegran. TeamLab es un colectivo multimedia con sede en Japón, que ofrece experiencias que aúnan la contemporaneidad de lo digital con un profundo respeto y referencias a las tradiciones del mundo natural.
Flowers and People, Cannot be Controlled but Live Together de teamLab
Otra apasionante metáfora relacionada con la naturaleza es Meadow, un paisaje poético que evoca la impermanencia. Flores mecánicas de colores que parecen comunicarse con el visitante, se iluminan, abren y cierran cuando los sensores captan su presencia. Fueron realizadas por el estudio DRIFT y surgieron de la reflexión sobre cómo un objeto inanimado puede replicar los sutiles cambios de la naturaleza que parecen expresar personalidad y emociones.
Meadow de Studio DRIFT
James Turrell juega con nuestras percepciones en Akhu. Aquí, al igual que en otros trabajos, hace una exploración de las ilusiones ópticas a través de la luz, el volumen y la escala. Los espectadores ingresan a una habitación con luz monocromática. Luego el color de la luz se modifica gradualmente y se produce una especie de efecto ganzfeld (campo completo o campo total, en alemán), un cambio abrupto en la percepción que provoca desorientación, y según el artista, “crea un estado de ánimo contemplativo en que el tiempo se desacelera y el espacio se desmaterializa”. Akhu se trata de una obra que traslada al observador a los límites de la conciencia y a medida que evoluciona la percepción de la luz, se sumerge en un estado en el que el tiempo y la visión no están conectadas a un objeto o espacio finito.
Akhu de James Turrell
Por último, Forest of Us, es la fascinante experiencia realizada por Es Devlin. Para ingresar al universo visual de la artista el visitante comienza por ver un video en el que ella hace un paralelismo entre las estructuras que dentro de nosotros nos permiten respirar y las externas a nosotros que imitan el mismo mecanismo, por ejemplo, los árboles que intercambian dióxido de carbono por oxígeno. Luego amplía este concepto a las ramificaciones, los bronquios en los pulmones, el árbol en las ramas, el río en arroyos, también rutas y caminos que se construyen y ramifican en espacios urbanos.
Forest of Us de Es Devlin
Finalmente se abre la pantalla y aparece un laberinto de espejos al mismo tiempo que una voz en off dice “Siempre que hay una bifurcación en el camino elijo ambas opciones (…) ¿pueden encontrarlo? Vayan y encuéntrenlo...” Un laberinto de espejos, colocados en paredes y techo, que muestra ramificaciones que se repiten dentro del cuerpo, en la naturaleza y en las ciudades, y hace sentir al participante conectado con un todo, mientras se pierde en esta sala surrealista como en un bucle sin fin.
En uno de los costados, que quizás indique el punto que Devlin quería que descubriéramos, se encuentra a continuación del piso una pileta que nos separa dos metros del espejo, es ahí donde podemos ver nuestra silueta proyectada en forma de ramificaciones flotando sobre el agua escuchando el sonido de una respiración.
Es difícil irse de Superblue sin una sonrisa y la sensación de querer volver pronto. La calidad tecnológica y la sensibilidad de los artistas hacen que la visita a este nuevo espacio de arte contemporáneo sea una experiencia memorable.