Dánae recibiendo la lluvia de oro, de Tiziano

La obra del maestro veneciano, que forma parte del grupo de seis pinturas conocidas como Poesías, es una sutil alegoría a la eyaculación divina de Zeus, el Dios más poderoso del Olimpo.
Por Gisela Asmundo

 

Tiziano Vecellio di Gregorio nació en Cadore, en los Alpes meridionales, y se dice que tenía alrededor de ochenta y seis años cuando murió a causa de la peste el 27 de agosto de 1576. Durante su prolongada existencia, logró cosechar una trascendencia que casi igualó a la de Miguel Ángel. La mayor fama entre sus contemporáneos la lograría por sus retratos, en donde podía captar y expresar virtuosamente la personalidad de los retratados. Es por eso que los poderosos del mundo compitieron por ser pintados por él.

Sus primeros biógrafos cuentan sorprendidos que hasta el mismo emperador Carlos V le hizo el honor de recogerle del suelo un pincel que se le había caído. Considerando las estrictas normas del protocolo de la corte del hombre más poderoso de la Tierra para esa época, ese gesto simboliza una especie de reverencia ante la majestad del genio.

En 1548 Tiziano entregó en Augsburgo tres obras realizadas a Carlos V. Un retrato de la difunta Emperatriz Isabel, uno religioso y otro de temática mitológica. Se cree que este último fue la primera versión de Venus del espejo, cuadro que pintó varias veces y que casi desaparece, excepto por una copia que permanece en la National Gallery y que también utilizaría Rubens como inspiración para hacer su versión del motivo.

 

venus_with_a_mirror_1937.1.34.jpg

Venus del espejo (1555). Óleo sobre lienzo, 124 × 104 cm. National Gallery of Art, Washington, D.C.

 

En 1551 Tiziano volvería a encontrarse en Augsburgo, esta vez con el descendiente del emperador Carlos V, su hijo Felipe II, quien fuera un hombre amante de las pinturas mitológicas, de las llamadas Poesías. Al momento de encontrarse con el artista tenía tan solo veintiún años. Estas pinturas sensuales de desnudos debieron ser propicias para un joven en su apogeo sexual.

Llegarían a un acuerdo, aunque Felipe II le otorgó libertad de acción sobre los temas a tratar y la composición de las obras. Después de ese encuentro no volvieron a verse y sólo mantuvieron contacto por medio de correspondencia.

Tiziano acostumbraba a repetir los motivos de sus obras cuando tenían éxito. Existen tres versiones de Dánae, la primera es la realizada para Alessandro Farnese que se encuentra en el Museo de Capodimonte, la de Felipe II es la que salió de la colección real española al ser sustraída por José Bonaparte, que ahora se conserva en Londres (en la Apsley House, la colección privada de los Duques de Wellington). Y la última se encuentra en el Museo del Prado.

Las Poesías debían exhibirse conjuntamente, según las cartas enviadas por Tiziano a Felipe II. El artista a lo largo de su carrera se preocupó por las condiciones lumínicas de los sitios en donde estaban emplazadas sus obras. Además se interesó por la multiplicidad de los diferentes puntos de vista, bajo el concepto de que la pintura pudiera rivalizar con la escultura captando los distintos puntos de observación.

Estas Poesías serían como una respuesta a estas inquietudes en base a los escritos de Pietro Aretino. Uno de los puntos era la capacidad de representar la tridimensionalidad de la pintura como lo hacía la escultura. Tiziano lo resolvió enfrentando la disposición de los cuadros y los cuerpos, de ahí la importancia de la contemplación simultánea de estas obras. En una carta de 1553 a Felipe II se explaya sobre el formato y la manera en que debía ser visualizada la obra Venus y Adonis: "... porque en la Dánae que ya envié a vuestra Majestad se veía la parte delantera, he querido en esta otra Poesía variar y hacerla mostrar la contraria parte para que resulte la habitación en la que han de estar más graciosa a la vista”.

Ludovico Dolce, en una carta famosísima, como suerte de éxtasis sobre el cuadro, y que está incluida como colofón a Aretino, incidió en la idea de que esta vista de espaldas no es por falta de arte sino por doble arte. De hecho hay en las Poesías, sobre todo en Venus y Adonis, una refutación a los postulados de Vasari, en donde se demuestra que los pintores venecianos también sabían dibujar; de ahí la complejidad de los escorzos y la destreza de sus composiciones.

 

Venus_y_Adonis.jpg

Venus y Adonis (1554), Óleo sobre lienzo, 186 x 207 cm. Museo Nacional del Prado.

 

El mito griego de Dánae:

Dánae era la hija del rey Acrisio de Argos y de Eurídice, hija de Lacedemón. Deseando un heredero varón, Acrisio fue a consultar al oráculo, quien predijo que su hija daría a luz, pero que ese hijo lo mataría. Para impedir tal predicción, Acrisio mandó a construir una cámara subterránea de bronce en la que encerró a Dánae. Pero nada pudo evitar que fuera seducida. Zeus, cayendo en forma de lluvia dorada por una grieta del techo, lograría embarazarla. De esa unión nació el semidiós Perseo.

¿Por qué Tiziano denominó Poesías a las obras pictóricas? El concepto “Poesía” derivaba de la concepción renacentista del arte, que se basó en la expresión “ut pictura poesis”. La formulación de analogías entre la poesía y la pintura se remonta a Simónides de Ceos en el siglo V a. C. : “La pintura es poesía silenciosa, la poesía es pintura que habla”. La interacción entre ambas también surgió de la apreciación del poeta romano Horacio, 65 a. C. en “Ars Poetica”.

El libro de la Metamorfosis del siglo VIII d. C. del poeta romano Ovidio, considerado el mayor estandarte de la literatura latina, narra la vida de los dioses griegos y fue la fuente de inspiración para varios artistas medievales y renacentistas. Tiziano se inspiró en este libro para la realización de Las Poesías, término designado para concebir pinturas para el deleite de los sentidos. Fueron obras que estuvieron más allá de las interpretaciones religiosas, políticas o moralizantes.

 

Descripción de la obra:

Dánae recibiendo la lluvia de oro es una de las poesías pictóricas de temática mitológica realizada para Felipe II de España entre 1553 y 1562. Fue la primera pintura de Tiziano (finalizada en 1553), de un grupo conformado por seis obras. Dánae está acostada en la cama en un entorno muy voluptuoso. Junto a ella, una criada observa y recoge parte de la lluvia de oro.

 

Wellington_Danae.jpg

Dánae recibiendo la lluvia de oro (1553). Óleo sobre lienzo.The Wellington Collection, Apsley House, Londres.

 

Es una de las pinturas más eróticas de la historia del arte. La turbulenta escena sexual es sugerida a través de las sábanas pintadas con pinceladas amplias, que al estar arrugadas, indican que algo está sucediendo en esa cama. La posición reclinada y la actitud lánguida de Dánae ante la caída de las gotas doradas de Zeus, la convierten en una composición extremadamente sugerente. Su mano izquierda descansa entre su entrepierna. Para el siglo XVl, este tipo de gesto, rozaba lo pornográfico. La delicadeza de la piel del cuerpo desnudo junto al sonrojado de sus mejillas son de una sutileza magistral. El marco que confiere la cortina de seda rosa, el verde de la manta y el azul del cielo reflejan el talento en el manejo del color del artista veneciano. E. H. Gombrich en su libro La Historia del Arte señaló: "Tiziano no fue un erudito tan universal como Leonardo, ni una personalidad tan sobresaliente como Miguel Ángel, ni tan atractivo y versátil como Rafael. Fue principalmente y por encima de todo pintor cuyo manejo de los colores igualaba la maestría de Miguel Ángel en el dibujo”. (Gombrich,1950, p.251)

Ante estas pinturas no queda más remedio que extasiarse ante los colores vibrantes y maravillosamente equilibrados. La figura de la criada celadora que recoge la lluvia de oro no aparece en ninguna fuente clásica, tampoco los mitógrafos antiguos o modernos han aludido a ella, pero sí existió un fresco pintado. La utilización de la figura de la anciana le brindó a Tiziano ventajas desde el punto de vista compositivo y dramático. Le permitió desplegar toda una serie de contrapuntos que debieron ser extraordinariamente apreciados por un espectador sofisticado como Felipe ll. Por un lado, una figura tumbada frente a una erguida, una desnuda y la otra vestida, una en actitud pasiva y otra activa; una mujer que es un canto a la feminidad junto a una anciana de rasgos más varoniles. Es también una oposición entre la juventud y la vejez. Todos estos contrastes le dan cierto carácter de “vanitas”.

La National Gallery de Londres, en la exhibición Tiziano: amor, deseo, muerte, entre marzo de 2020 y enero de 2021, reunió por primera vez en más de cuatro siglos las seis pinturas de la serie, provenientes de Boston, Madrid y Londres, 

 

 

 

 

 

LOGO FOOTER

tiktok

Contacto: info@elojodelarte.com
elojodelarte.com ® Una plataforma de LittleBull Prod. © 2024 Todos los derechos reservados.

Este sitio cuenta con el auspicio de Buenos Aires Ciudad