La obra en bronce del gran escultor francés del siglo XX, no solo refleja maestría técnica, sino también la capacidad para expresar tensión y equilibrio a través de la forma escultórica.
Desde 1914 en el corazón de Recoleta, la obra de la escultora argentina, es una oda a las dificultades de la vida, la fragilidad de la existencia y la constante búsqueda de un futuro mejor.