Museo del Buda (Taiwán): esculturas a escala divina

Con una arquitectura que deja sin aliento, el predio descomunal de Fo Guang Shan fue diseñado para promover el budismo. El museo y el templo están coronados por una de las más grandes esculturas dedicadas al Gran Buda en el mundo.
Por Ignacio Marchini

 

En la cima de una montaña que alguna vez fue un bosque de bambú, se alza el templo budista más grande de Taiwán. Ubicado en el distrito suburbano Dashu, del municipio Kaohsiung, el Monasterio Fo Guang Shan es la sede central de la organización internacional que lleva el mismo nombre. Cuatro son los objetivos de esta orden monasterial, creada para promover y propagar el budismo humanista: difundir el Dharma (la “ley religiosa” en las doctrinas y religiones de origen indio) a través de la cultura; cultivar los talentos humanos a través de la educación; beneficiar a la sociedad a través de la filantropía; purificar la mente mediante el crecimiento.

Al norte del extenso campus se encuentra el Museo del Buda, el más importante de todo Taiwán. Inaugurado en 2011, su construcción comenzó en 2008 bajo las órdenes del maestro Hsing Yun, fundador de la orden Fo Guang Shan y del monasterio. Los orígenes del museo pueden remontarse a 1998, cuando el maestro viajó a Bodh Gaya, la ciudad de la India donde se supone que el príncipe Siddharta Gautama, el fundador del budismo, alcanzó la Iluminación y se convirtió en el Buda. En esa localidad, el maestro Kunga Dorje reconoció los esfuerzos de la orden de Fo Guang Shan por promover el intercambio de las ocho corrientes budistas y le entregó a Hsing Yun un diente del Buda, una reliquia invaluable que oficia de representación simbólica del Maestro y que puede ser hallada en pocos lugares del mundo.

El museo fue erigido con el fin de preservar el diente y difundir el Dharma. La entrada se encuentra flanqueada por el gran Elefante Blanco a la derecha, una estatua de cinco metros de alto que representa la concepción del Buda, y el león a la izquierda, otra escultura del mismo tamaño que simboliza el estruendo de las enseñanzas del Maestro. Una vez atravesado el Hall Frontal, que contiene un buffet, tiendas de regalos y las obras de artistas como Wu Ching y Loretta Yang, se accede al Gran Camino, que desemboca en el Hall Central, un templo con forma de domo que es el corazón del museo. En la cima de éste puede observarse la descomunal estatua del Gran Buda de Fo Guang, una escultura de 1800 toneladas y 108 metros de alto (contando la base) hecha de acero, la segunda más grande del mundo.

El Gran Camino se encuentra flanqueado a ambos lados por las ocho Pagodas, una forma arquitectónica religiosa característica de varios países asiáticos. Cada una representa una idea o precepto del budismo, como la armonía, la perfección y la bondad, además de que al interior de cada torre se desarrollan actividades y eventos que van desde ceremonias de casamiento hasta orquestas infantiles y fiestas de té.

El museo por sí solo es un predio enorme que puede tomar un día entero para poder apreciarlo en su totalidad. Además de los dos edificios principales y las Pagodas, es posible apreciar los dieciocho Arhats, una serie de estatuas del escultor taiwanés Wu Jung-Tzu que representan a los discípulos originales del Buda; los Ocho Patriarcas, otra serie de esculturas en honor a los ocho fundadores de cada escuela del Budismo; o la Fuente Dorada y la Fuente de Jade, además de los múltiples museos, cada uno dedicado a algún aspecto específico de una de las religiones más importantes del mundo, la cuarta en número de seguidores. Además, aunque no se encuentran abiertos al público, el museo cuenta con una red de cuarenta y ocho palacios subterráneos que albergan reliquias históricas, pensados para ser abiertos cada cien años al público y para guardar nuevos objetos, a la manera de múltiples cápsulas de tiempo.

El Monasterio Fo Guang Shan en su totalidad abarca treinta hectáreas de extensión. El templo central, que ocupa más de 3500 metros cuadrados y tiene una capacidad para más de mil personas, contiene tres estatuas de Buda de casi ocho metros de altura, además de otras 14800 más pequeñas ubicadas en nichos de piedra que se extienden a lo largo de sus cuatro paredes. El templo fue erigido en 1967 por el maestro Hsing Yun, fundador de la orden Fo Guang Shan así como de la Asociación Internacional Luz de Buda. Es considerado como uno de los “Cuatro Reyes Celestiales” de Taiwán, debido a su rol destacado como defensor del budismo humanista.

 

 

 

 

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