En mayo de 1991, el arquitecto Oscar Niemeyer recorría las paradisíacas costas cariocas en busca del lugar ideal para comenzar la construcción de su nuevo proyecto. Lo acompañaba el alcalde de Niterói, Jorge Roberto Silveira, quien había tenido la idea que motivaba esa caminata: construir un museo de arte moderno que posicionara a su ciudad como una referencia en el mundo de la cultura. El recorrido fue breve. A mitad de camino, en el mirador de Boa Viagem, ya estaba claro que habían hallado el lugar. En esa bella explanada rodeada de árboles y a metros del agua sería donde emplazarían el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói (MAC).
El desarrollo del proyecto tomó unos cinco años. Tan solo dos meses después de la caminata, el arquitecto y el alcalde presentaron a la prensa el primer bosquejo del edificio. El 2 de septiembre de 1996, Niemeyer y Silveira inauguraron el MAC con la muestra de piezas que aportó João Sattamini, un reconocido coleccionista que buscaba el lugar ideal para donar sus obras de arte brasileño contemporáneo.
La colección, que se remonta al siglo XX, cuenta con unas 1200 obras que constituyen la segunda mayor colección de arte contemporáneo de Brasil. También incluye ejemplos de arte abstracto e incluso obras que representan a la monarquía brasileña, obtenidas a través de donaciones de otros artistas y coleccionistas que completaron el acervo del MAC.
El edificio, que integró una lista de veintisiete obras construidas por Niemeyer en cuatro ciudades de Brasil, fue una de sus últimas creaciones, ya que para la inauguración contaba con ochenta y nueve años. El arquitecto nacido en Río de Janeiro fue uno de los más importantes del mundo y un referente de la arquitectura moderna internacional. Seguidor y gran promotor de las ideas de Le Corbusier, fue pionero en la exploración de las posibilidades constructivas y plásticas del hormigón armado. Niemeyer tuvo un rol destacado en la construcción de Brasilia como nueva capital de su país durante los años 60. Fue el ideólogo detrás de edificios icónicos de la capital brasileña, como el Congreso Nacional de Brasil y el palacio de Planalto, por nombrar solo dos.
El MAC está edificado sobre una plaza de dos mil quinientos metros cuadrados, que incluye la estructura y la rampa curva que permite el acceso al museo, emplazado en altura sobre un único soporte central de nueve metros de diámetro. Con una altura total de dieciséis metros y un diámetro máximo de cincuenta metros, su diseño se asemeja a un platillo volador y su fachada futurista y circular ofrece a los visitantes una vista panorámica de la costa de Niterói. Pintado completamente de blanco, una franja de cristales triplex de color negro corta el edificio en dos. Fabricadas exclusivamente para el proyecto, son setenta piezas de cristal de dieciocho milímetros de espesor de color bronce oscuro, con marcos de acero.
El moderno complejo arquitectónico se caracteriza por el hormigón redondeado, un rasgo característico de muchas de las obras de Niemeyer. La estructura de cuatro plantas tardó cinco años en levantarse y requirió de la participaron de 300 obreros y 3.2 millones de metros cúbicos de cemento. La gran rampa exterior de color rojo conduce a los visitantes a través de noventa y ocho metros de curvas zigzagueantes hasta la entrada.
En el primer piso está la recepción y administración. Justo encima, la segunda planta alberga la sala de exposiciones central, rodeada por un balcón circular acristalado, también utilizado para exposiciones, de mil metros cuadrados, desde donde se puede admirar el paisaje panorámico de la bahía de Guanabara. Un tercer piso también se utiliza para exposiciones y en el sótano se encuentra un auditorio para sesenta espectadores, además de un restaurante.
El MAC, como soñó Niemeyer, es un lugar “hermoso y tan diferente de los demás, que tanto ricos como pobres disfrutarán visitándolo".