Montañas y mar, de Helen Frankenthaler

Es considerada una de las referentes más importantes de la afamada Escuela de Nueva York. Su novedosa técnica soak-stain se convirtió en un puente entre el expresionismo abstracto y la pintura de campos de color. 
Por Luciana García Belbey

 

Helen Frankenthaler (Nueva York, 1928 - Darien, Connecticut, 2011) fue una artista estadounidense con un destacado desempeño a mediados del siglo XX. El haber nacido en el seno de una familia acomodada del Upper East Side de Manhattan le permitió generar vínculos y relaciones con personalidades del campo cultural e intelectual a temprana edad. Desde su infancia, Frankenthaler mostró interés por la pintura, vocación alentada y apoyada por sus padres, quienes le procuraron una selecta educación en Artes. Recibió sus primeras lecciones de pintura en la Escuela Dalton, donde pudo estudiar con el reconocido artista mexicano Rufino Tamayo, y en 1949 se graduó en el prestigioso Bennington College. Allí Paul Feeley fue su gran mentor, con quien aprendió todo lo relativo al lenguaje cubista, tendencia que sería fundamental para el desarrollo posterior de su producción artística. También en Bennington tuvo como profesores a personalidades y escritores de la talla de Erich Fromm, Ralph Ellison y Kenneth Burke. Sin dudas, el apoyo brindado por Clement Greenberg, con quien entabló una estrecha y prolongada relación profesional y de amistad, será una pieza fundamental para la consolidación de su carrera. 

 

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El prestigioso crítico de arte, que enseguida reconoció su potencial, originalidad y talento, la introdujo en el ámbito de la pintura moderna y la puso en contacto con los artistas más destacados del momento como David Smith, Willem de Kooning, Franz Kline, y, especialmente, Jackson Pollock, quien será una notable influencia en el desarrollo de su propio estilo. Con la intención de seguir perfeccionando su pintura, ese mismo año pasó el verano bajo la tutela de Hans Hofmann, pionero absoluto del expresionismo abstracto y maestro de muchos de los integrantes del movimiento pictórico considerado la primera gran escuela moderna de pintura americana. Por esa misma época viajó varias veces a Europa, interesada en especial por la pintura del Quattrocento y los antiguos maestros. En 1951 realizó la primera muestra individual en la Galería Tibor de Nagy de Nueva York, y formó parte de la histórica exposición colectiva organizada por el galerista Leo Castelli, The 9th Street Exhibition of Paintings and Sculpture, considerada el debut oficial del expresionismo abstracto. Desde 1959 su presencia comenzó a hacerse habitual en importantes muestras internacionales. En 1960 el Jewish Museum ofreció su primera retrospectiva, que contó con un exhaustivo catálogo realizado por el poeta y crítico literario Frank O'Hara. 

 

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En 1958 se casó con el también pintor Robert Motherwell, integrante de la primera camada de artistas ligados al Expresionismo Abstracto. Rápidamente se convirtieron en una de las parejas más conocidas y glamorosas del mundo del arte y la sociedad neoyorquina del momento. Eran grandes anfitriones, a sus celebraciones asistían personalidades de distintos ámbitos. En 1971 se divorciaron y Frankenthaler volvió a contraer matrimonio con el banquero Stephen M. Dubrul, en 1994. A diferencia de Lee Krasner, esposa de Jackson Pollock y Elaine de Kooning, esposa de Willem de Kooning, quienes estuvieron un poco a la sombra de las meteóricas carreras de sus esposos, Helen Frankenthaler pudo abrirse camino de manera autónoma, y sostener una sólida trayectoria por mérito propio.

En 1959 ganó el primer premio en la Premiere Biennale de Paris y en 1966 representó a los Estados Unidos en la 33ª Bienal de Venecia, junto a Ellsworth Kelly, Roy Lichtenstein y Jules Olitski. La exposición retrospectiva que tuvo lugar en el Museo Whitney de Arte Americano, en 1969, tuvo gran repercusión internacional, en un momento en que ya captaba el reconocimiento del gran público. Cabe destacar, asimismo, las retrospectivas del MOMA en 1989 y del Guggenheim 1997, ambas en la ciudad de Nueva York. En 1986 fue galardonada con el premio de Arte y Cultura de la Ciudad de Nueva York y en 2001 con la Medalla Nacional de las Artes. En años recientes su obra ha sido revisitada y puesta en valor a partir de nuevos estudios e investigaciones llevadas a cabo por destacados historiadores de arte y curadores. La producción de Helen Frankenthaler ha sido sujeto de importantes exhibiciones tanto individuales como colectivas, en galerías y museos de prestigio internacional. Conforma importantes colecciones tanto públicas como privadas en distintas ciudades del mundo.

La Escuela de Nueva York 

Helen Frankenthaler fue una importante figura entre la segunda generación de pintores abstractos estadounidenses de posguerra. Es ampliamente reconocida por desempeñar un papel clave en la transición del expresionismo abstracto a la pintura de campos de color y la abstracción lírica. Si bien fue influida por Jackson Pollock y Willem de Kooning, con su práctica pudo restarle gravedad y condensación a la técnica desarrolladas por éstos, y así generar una pequeña revolución pictórica, que luego causaría una gran influencia en artistas como Kenneth Noland o Morris Luis. Como la propia artista manifestó en 1965: "Me dejé influir por Pollock y de Kooning, y posteriormente sentí que había más posibilidades para mí más allá del léxico de Pollock. De Kooning hizo formas lineares cerradas y aplicó el pincel. Pollock usó las espátulas y las cuerdas e ignoró los bordes y las esquinas. Sentí que podía ampliar el espacio del marco establecido por Pollock. Uno podía ser el discípulo, o satélite, o espejo de Kooning y a la vez podía alejarse de Pollock“.

 

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Su revolucionaria técnica propone diluir la pintura hasta casi convertirla en agua y esparcirla directamente sobre el lienzo crudo y sin imprimar. De este modo, la tela absorbe el pigmento y se convierte en parte del objeto artístico, y no en un mero soporte o vehículo para exhibir la pintura. Ese flujo acuoso de colores vibrantes era interrumpido por explosiones controladas de color y grandes áreas de lienzo desnudo. Su método de trabajo, contradecía, así, la tendencia imperante en el momento de enormes lienzos pintados con grandes empastes y trazos vigorosos. Frankenthaler supo interpretar con un lenguaje propio el radical método de Pollock de cubrir toda la superficie de la tela, pero añadiendo color al juego de superposición de espacios planos y profundos. El artista Morris Louis solía decir que Frankenthaler "fue el puente entre Pollock y lo que era posible". 

 

Soak-stain, la invención de una técnica

"Uno debe saber cómo aprovecharse de los accidentes, cómo reconocerlos, cómo controlarlos, y debe encontrar modos de eliminarlos

para que toda la superficie aparezca como nacida a la misma vez".

Helen Frankenthaler, 1994

 

Tomando como punto de partida la metodología de Pollock, el all over dripping (goteo por toda la superficie), Frankenthaler, con un enfoque más sutil y novedoso desarrolló la técnica llamada por ella misma soak-stain (mancha por remojo). De este modo, se acercó a lo que luego se llamaría "pintura de campos de color" (color field painting) o abstracción pictórica. Sin embargo, su invención resultaba más afín al paisajismo tradicional chino que a la Escuela de Nueva York de las décadas de 1940 y 1950. A diferencia de Pollock, Frankenthaler diluía la pintura con aguarrás o querosén, esa “aguada” era derramada sobre el lienzo “crudo” para que el tejido de la tela se impregnara de él completamente. Los colores fluidos y livianos que conseguía se alejaban del enfoque gestual y la retórica romántica tan propia del expresionismo abstracto. En la obra de Frankenthaler, que siempre recuerda no considerarse una pintora de acción, predomina esa fluidez de la pintura, elemento que da vida a toda su producción y no el movimiento, como en el caso de Pollock.

 

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Otra diferencia respecto a los predecesores expresionistas abstractos o los coloristas Morris Louis y Kenneth Noland, es que la producción de Frankenthaler tiene una gran diversidad visual, dado que la artista, al menos en los primeros años, no solía producir en serie, ni abordar temáticas específicas que se desarrollarían a lo largo de un período de tiempo o abarcar varios trabajos relacionados entre sí. Sino que cada una de sus obras se planteaba como una exploración independiente. A partir de los años 60 empezó a utilizar también pinturas acrílicas, se introdujo en el arte de la litografía y los grabados. Por un breve período, asimismo, exploró en el terreno de la escultura, después de pasar por el taller-estudio del escultor británico Anthony Caro en Londres. La Tate Modern de Londres guarda en su catálogo hasta treinta y ocho de sus grabados. 

Con sólo veintitrés años, Frankenthaler realizó su primera obra con la técnica de soak-stain, la cual se volvería una de sus obras más legendarias: Montañas y mar. 

 

Aproximación a la obra: Montañas y mar (1952)

“Pienso en mis imágenes como paisajes explosivos, mundos y distancias, sostenidos en una superficie plana”.

Helen Frankenthaler

 

Montañas y mar, es un enorme lienzo sin imprimar de 220 x 297,8 cm que Frankenthaler realizó en 1952. La obra está basada en los acantilados costeros de Nueva Escocia que la artista había visitado el verano anterior. Aplicó por primera vez su famosa técnica soak-stain, cuyo tratamiento parece una acuarela de gran escala. En esta gran pieza, llegó a dibujar sobre la tela, para controlar aquellos accidentes líquidos. Posteriormente, abandonaría los brochazos y los dibujos, para dejar que la pintura se apoderara del lienzo con total libertad. Si bien se basa en un paisaje, predomina en la tela la síntesis y la abstracción de las formas y los distintos elementos que la componen. La luz es diáfana, las colinas, las rocas y el agua muestran un delicado equilibrio entre dibujo y pintura. Las suaves manchas de colores azules, verdes y rosados, culminan en un evocador paisaje a base de ocres que se funden en el horizonte. Si bien las montañas y el mar no están representados se percibe su figura y su presencia. 

 

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Montañas y mar, 1952. 219.4 x 297.8 cm. Helen Frankenthaler Foundation en préstamo a la National Gallery of Art, Washington, D.C.

 

En esta pieza, a su vez, se notan claramente las primeras influencias de Frankenthaler, como las de Vasily Kandinsky, Joan Miró y Arshile Gorky. El empleo del lienzo sin imprimación y la unión de pintura y dibujo fueron motivados por las pinturas en blanco y negro que Jackson Pollock presentó en 1951 en una exposición en Betty Parsons Gallery de Nueva York. Asimismo, el rechazo de Pollock por la pintura de caballete inspiró el libre proceso de creación adoptado por Frankenthaler quien también solía verter el pigmento líquido en el lienzo desnudo extendido sobre el suelo. Sus aguadas atmosféricas conseguían un efecto óptico de profundidad, y evitaban la ilusión de perspectiva, a la vez que mantenían el aspecto plano del lienzo. Su obra más representativa es, a la vez, considerada la primera obra de la corriente denominada pintura de campos de color (color field painting). Establecida ya en su propio estudio, en 1953 la visitaron los pintores Morris Louis y Kenneth Noland, para quienes el contacto con la artista resultó decisivo en su respectiva formación profesional y en su trayectoria como pintores coloristas. 

El atreverse a ir más allá de lo establecido la convirtió en una de las artistas más prolíficas e innovadoras de su generación, dejando un legado que aún perdura. Como sostenía la propia artista: "No hay reglas. Así es como nace el arte, así suceden los avances. Ir en contra de las reglas o ignorar las reglas. De eso se trata la invención”. 

 

 

 

 

 

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