Desde 1914 en el corazón de Recoleta, la obra de la escultora argentina, es una oda a las dificultades de la vida, la fragilidad de la existencia y la constante búsqueda de un futuro mejor.
Ubicada en el corazón de Recoleta, es una escultura que fue donada por el Estado mexicano de Michoacán. Representa la riqueza y abundancia de la América precolombina.