“¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso!”
Para celebrar el 400º aniversario de la fundación de la ciudad de Buenos Aires por Juan de Garay, España donó un monumento conmemorativo de Don Quijote, la obra cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra, y se concretó durante la visita al país de la Reina Sofía en 1980, en una época oscura de la Argentina. En principio, se planeaba ubicarlo en la Plaza de España, en el barrio de Barracas, pero finalmente fue colocado en el cruce de la avenida más ancha del mundo con la pintoresca Avenida de Mayo.
Ubicado en el cruce de la Avenida 9 de Julio y la Avenida de Mayo, Quijote, del escultor Aurelio Teno, es un homenaje al protagonista de las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, la obra clave de la literatura hispana de comienzos del siglo XVII. Su pedestal de hormigón blanco y piedra, de tres metros de ancho y más de cuatro de alto, representa la llanura de La Mancha. La obra es original: está integrada por dos partes unidas, pero bien definidas y en esa dualidad describe a la perfección la personalidad del personaje.
La base compuesta de hormigón blanco intenta emular la Mancha mientras que la escultura de bronce muestra a Don Quijote y su caballo Rocinante, con la boca bien abierta mostrando la dentadura. Quijote cabalga con las piernas abiertas y una espada en la mano derecha como si estuviera en plena lucha.
Como escultor y pintor, Teno (1927-2013), oriundo de Villanueva del Duque, en el municipio español de Córdoba, era experto en este tipo de esculturas de Don Quijote y junto a cien hombres trabajó en la elaboración del monumento que se erige en pleno centro porteño. El artista recibió una amplia formación, primero en Córdoba y luego en París, Francia, donde residió por varios años. Su maestría y profunda sensibilidad lo convirtieron en un artista de prestigio internacional. El protagonista de la novela cervantina fue un leitmotiv de su obra, casi una obsesión. Por eso, al Quijote porteño se suman el Monumento al Quijote en Washington y el Monumento al Quijote, en su Córdoba natal.
El monumento a Cervantes es parte de la influencia que la novela, que se publicó en dos partes en los años 1605 y 1615, tiene en Argentina. Por ejemplo, en 2007, el Centro UNESCO Castilla-La Mancha, otorgó el nombramiento oficial e institucional a la Ciudad de Azul en la provincia de Buenos Aires como "Ciudad Cervantina de la Argentina", por la importante actividad cultural de divulgación del autor del Quijote.