Por primera vez en Argentina puede verse el trabajo de los artistas canadienses Edward Burtynsky, Jennifer Baichwal y Nicholas de Pencier. Fundación Proa, junto a la galería Ontario y la Galería Nacional de Canadá, en colaboración con la Fundación Mast han hecho posible que Antropoceno llegue a nuestro país, luego de exhibirse en Canadá y Europa. Una impactante exhibición que combina fotografías de gran escala, cine, realidad virtual, realidad aumentada, e investigación científica. Este proyecto es la culminación de una estrecha colaboración que los artistas sostienen desde hace cuatro años, en el que han investigado sobre el accionar humano en el estado, dinámica y futuro de la Tierra. El resultado de esta pesquisa es un asombroso registro, riguroso y pormenorizado, de cómo el planeta ha sido transformado de manera irreversible por la actividad humana.
Antropoceno fue concebida originalmente como un ensayo fotográfico, y tercera colaboración entre los artistas, pero rápidamente evolucionó hacia el formato expositivo que hoy se presenta en PROA. De este modo, el trío creativo pudo enriquecer aún más la propuesta, teniendo en cuenta su fuerte interés en llegar a mayores audiencias, con el claro objetivo de concientizar sobre la grave crisis ambiental que atraviesa nuestro planeta. Es por ello que, además de fotografías y films, decidieron incluir video-instalaciones, murales de gran formato de alta resolución de Burtynsky, desde los cuales se puede acceder, a través de dispositivos electrónicos, a visitas 360°, cortometrajes de realidad virtual y realidad aumentada.
Para producir la muestra, los artistas se embarcaron en un viaje épico alrededor del mundo con la intención de evidenciar el modo en el que los seres humanos estamos modificando radical e irreversiblemente la superficie terrestre. Con estas producciones nos interpelan a reflexionar sobre el grave impacto que estas modificaciones están generando en los ecosistemas naturales. Es así que en la exhibición aparece una imponente colección de experiencias e imágenes tan bellas como perturbadoras, y que nos sumergen en las profundidades del tiempo del Antropoceno. Si bien algunos científicos no acuerdan totalmente con esta denominación, hay cada vez más investigadores que se inclinan a pensar en la era del Antropoceno como una nueva era geológica, definida por el accionar y comportamiento de los seres humanos sobre la Tierra, modificando sus sistemas naturales significativamente. El término fue utilizado por primera vez en el 2000 por el ganador del premio Nobel de química Paul Crutzen y desde 2008, con la publicación de nuevos artículos, la idea del Antropoceno como nuevo concepto geológico ha cobrado cada vez mayor relevancia.
La hipótesis principal de geólogos y científicos asociados al Anthropocene Working Group sostiene que hemos dejado atrás el Holoceno (que comenzó hace unos 11700 años cuando los hielos de la última glaciación retrocedieron) y hemos entrado en una nueva época: el Antropoceno. De este modo, argumentan que los humanos se han convertido en la fuerza individual más determinante para el planeta. La modificación de la superficie terrestre y los ecosistemas a través de la minería, la urbanización, la industrialización y la agricultura, y otras actividades humanas, ya han penetrado de manera irreversible y perdurarán por siempre en el tiempo geológico.
Minas de Litio #1, Salar, Desierto de Atacama, Chile. Edward Burtynsky. Impresión de inyección de tinta pigmentada 148.6 x 207 cm. Cortesía del artista y Nicholas Metivier Gallery, Toronto, Canadá.
Apenas ingresamos a la muestra nos recibe la obra inaugural del proyecto (Edward Burtynsky, Costa vasca #1, 2015), que muestra claramente las marcas que evidencian la evolución del planeta. En esta fotografía queda plasmada una porción de la playa que forma parte del Geoparque Mundial de la UNESCO, en la costa vasca española. Se trata de un paisaje único en el que el tiempo geológico se hace asombrosamente visible a través de espectaculares capas superpuestas de roca sedimentaria. Su longitud, de tan solo ocho kilómetros, da cuenta de una escala temporal de aproximadamente 60 millones de años, por lo que estas formaciones rocosas dan cuenta nada más y nada menos que de dos eras geológicas completas.
Costa vasca #1, 2015. Edward Burtynsky. Geoparque de la UNESCO, Zumaia, España.
Al avanzar por la exhibición, una tras otra, las imágenes que vemos nos dejan perplejos. Por momentos cautivantes, por momentos aterradoras, pero, sin dudas, todas y cada una de ellas son profundamente movilizantes. A simple vista, frente a algunas de estas piezas, aparece una primera sensación de encantamiento y espectacularidad por la abrumadora belleza formal de las texturas y superficies que aparecen en las fotografías. Sin embargo, al acercarnos y observar en detalle, estas emociones comienzan a desvanecerse para dejar lugar a un profundo sentimiento de angustia, al enterarnos o darnos cuenta de lo que en realidad retratan. Buen ejemplo de ello son las fotografías de Burtynsky Búnker de petróleo #1, Delta del Níger, Nigeria, 2016; Mina Morenci #2, Clifton, Arizona, USA, 2012; o Mina de Potasa Uralkali #4, Berezniki, Rusia, 2017.
Mina Morenci #2, 2012. Clifton, Arizona, Estados Unidos.
La selección se completa con otro conjunto de obras, que, por el contrario, ilustran los esfuerzos y las intenciones por revertir los efectos nocivos del accionar humano a través de la implementación de proyectos solares como los de Sevilla, en España o el desierto de Atacama en Chile, o los molinos de energía eólica en California, resultados de la intensificación en la investigación y puesta en práctica de energías renovables frente a los combustibles fósiles. La inclusión de este tipo de imágenes tiene que ver con una de las principales ideas del grupo. De manera esperanzada, sostienen: “Esperamos que, a través de nuestra contribución, la generación de hoy se sienta inspirada para llevar adelante el impulso de esta discusión, de modo que las generaciones venideras puedan continuar experimentando la maravilla y la magia de lo que la vida y la vida en la Tierra tiene para ofrecer”.
Planta de energía solar PS10, 2013. Edward Burtynsky. Sevilla, España.
Desde un punto de vista estético (y técnico), hay una constante, predominan las vistas aéreas y satelitales. Curiosamente fue un modo de registro muy utilizado ya por los artistas iniciadores de lo que hoy conocemos como land art. También cuando se expandió la aviación civil y recreativa estas vistas panorámicas y cenitales sobre la Tierra han sido cruciales para que exploradores y amateurs hayan realizado avistamientos de sitios y yacimientos arqueológicos. Un célebre ejemplo son las Líneas de Nazca, en Perú, que aunque pueden ser vistas parcialmente desde las colinas próximas, y ya había registros previos, quienes primero pudieron apreciarlas en toda su majestuosidad fueron los pilotos militares y civiles peruanos, lo que provocó las primeras investigaciones arqueológicas y científicas en los años 30’s.
Estanque de Relave de Fósforo #4, 2012. Edward Burtynsky. Impresión de inyección de tinta pigmentada 148.6 x 198.1 cm. Cerca de Lakeland, Florida, EEUU.
“Nuestro planeta ha sido testigo de cinco grandes eventos de extinción, [por causa de] los fenómenos naturales que rigen el flujo y reflujo de la vida. Ahora está quedando claro que la humanidad, con su explosión demográfica, industrial y tecnológica, se ha convertido en muy poco tiempo en un agente de un inmenso cambio global. Podría decirse que estamos a punto de convertirnos (si no lo somos ya) en los perpetradores de un sexto gran evento de extinción. Nuestro sistema planetario se ve afectado por una magnitud de fuerza tan poderosa como cualquier catástrofe global que ocurra naturalmente, pero causada únicamente por la actividad de una sola especie: nosotros", afirman contundentemente los artistas.
En este sentido, una de las obras más sobresalientes de la muestra tiene que ver con la utilización de la Realidad Aumentada Fotogramática. En el centro de la segunda sala, al escanear con una tablet una estructura prismática, frente a nuestros ojos cobra vida el último espécimen conocido de Rinoceronte Blanco Macho del Norte de Kenia. Los artistas tuvieron la posibilidad de mapear por completo al animal antes que muriera y luego reconstruirlo a partir de animaciones 3D. Con similares recursos y tecnología hacia el fondo de la última sala, se pueden apreciar las dantescas imágenes que ilustran la quema de 105 toneladas de marfil y 1,35 de cuerno de rinoceronte procedentes de la caza ilegal, confiscados por el gobierno de Kenia. En este dramático acto el presidente keniano, Uhuru Kenyatta fue el encargado de iniciar el fuego sobre las once pilas en el Parque Nacional de Nairobi, como acto de protesta contra los cazadores furtivos, el 30 de abril de 2016. Así, las llamas convirtieron en cenizas los colmillos de unos 6700 paquidermos, que representaban prácticamente todas las existencias de marfil confiscadas en el país africano. El llamado 'oro blanco' mueve cada año más de 200 millones de dólares en todo el continente.
RA #2, Pila de colmillos del Presidente Kenyatta, 2016. Edward Burtynsky, Jennifer Baichwal y Nicholas de Pencier. Nairobi, Kenia
A inicios de enero se conoció la alarmante noticia de que el 2022 fue el sexto año más cálido en los últimos 142 años. La agencia climática de Naciones Unidas anunció que los últimos diez años han sido en promedio 1,14 grados Celsius más calurosos que antes de la era industrial. Asimismo, es algo casi cotidiano ver en las noticias reportes de eventos climáticos extremos, a nivel global, como la fuerte ola polar que azotó gran parte de EEUU y Europa, en noviembre y diciembre pasados, o las inundaciones que asolaron California hace pocas semanas atrás. Los acontecimientos que hasta hace unos pocos años parecían posibles solo en películas de ciencia ficción, se han convertido en una lamentable realidad. Son innegables ya los nocivos efectos que el accionar humano está ocasionando sobre el entorno natural, no hay otra salida: es hora de tomar conciencia. En palabras de los artistas: “Esta exposición realmente pretende ser esperanzadora, y este es un punto en el que deberíamos iniciar una conversación y no señalarnos con el dedo. […] Si no creyéramos que la devastación puede ser frenada, no haríamos este trabajo. Es cierto que no se puede volver atrás, pero sí es posible frenar el daño y pensar en migrar a procesos sustentables, con urgencia”. Antropoceno es una cita obligada para poder tomar contacto con estas graves y apremiantes problemáticas.