Naturaleza, arte y ancestralidad son los tres pilares que sustentan el SFER IK Museion, una dupla de galerías de arte que se funden con el entorno selvático de Quintana Roo, en México. Ideadas como una extensión del ecosistema que las rodea, la arquitectura de ambos lugares de exhibición (uno en Tulum y otro en Francisco Uh May) está pensada para tener el menor impacto posible en el medio ambiente.
El museo de Tulum se encuentra emplazado a la altura de la copa de los árboles y está elaborado con cemento y madera de plantas locales; la estructura de las paredes y el techo están conformados por ramas, intervenidas con huecos que ofician de ventanas para que entre la luz. En conjunto, el lugar se asemeja a una cabaña perdida en medio de la jungla, una composición orgánica que se aleja de las paredes blancas y geométricas de las galerías de arte tradicionales.
La idea rectora detrás de las estructuras de los SFER IK Museion es que la arquitectura “debe ser armoniosa con nuestros cuerpos y ser una extensión de nuestros estados físicos y mentales”, como explican en su sitio web oficial. De esa concepción surge que las obras que se presentan en ambas galerías están pensadas específicamente para el lugar que ocupan, dialogando con el entorno y la selva que las circunda. El contexto es una pieza fundamental de cada creación, un elemento más en la simbiosis entre artes visuales y naturaleza.
Uno de los artistas recientemente curados para exponer en el espacio es el japonés Azuma Makoto, un maestro reconocido en todo el mundo por sus esculturas botánicas. En línea con los preceptos de SFER IK, Makoto diseñó un arreglo floral gigante con plantas nativas de la jungla que en tiempos remotos perteneció al Imperio Maya. La enorme estructura, el trabajo más grande a la fecha del creador nipón, busca reflejar la riquísima biodiversidad de México a través de flores vivas y elementos propios del edificio que la alberga, como ramas, concreto y fibra de vidrio.
El museo de Tulum también ofrece otro tipo de experiencias para sus visitantes, como talleres de cerámica coordinados por artesanos, workshops de diseño textil donde combinar la creatividad con telas de tintura natural o ceremonias privadas conocidas como Zum Pul Che o temazcal, una práctica de medicina maya tradicional que usa la combinación de sauna, hierbas y música chamánica para “sudar los miedos y la negatividad, para renacer”. Además, la galería de arte cuenta con un espacio donde maestros y maestras de todo el mundo dan charlas abiertas sobre disciplinas tan variadas como curaduría, escultura y cocina, entre otras.
La mente detrás de estos museos es Eduardo Neira Sterkel, más conocido como Roth, un arquitecto argentino oriundo de Bahía Blanca que reside en México desde hace más de dos décadas. Es el fundador de AZULIK, una firma contemporánea de arquitectura vinculada a la gastronomía, el arte y la hotelería, dueña de las dos sedes de SFER IK Museion. Luego de viajar por el mundo decidió asentarse en la Riviera Maya e intervenir en el espacio, sin destruirlo. Para esto, se necesitó más de 700 personas que lograron el trabajo en tan solo ocho meses, respetando el concepto estético de la biomimesis. Como su nombre indica, se basa en la imitación de la vida y la no-invasión de la tierra. En vez de destruir el lugar, se busca respetar sus curvas y relieves originales, para edificar una construcción en sintonía con el ecosistema que la rodea y que imite las formas de la vida, ajenas a los ángulos rectos que desde hace siglos se imponen en el arte edilicio.