Hércules y Onfalia, de Cranach el Viejo

Su amistad con Lutero convirtió al artista en uno de los principales propulsores de la Reforma Protestante. Fue protagonista de la Escuela del Danubio, y desde su taller salieron pinturas que propagaron la visión reformista.
Por Gisela Asmundo

 

Lucas Cranach, el Viejo

Apenas se tienen datos de la infancia y juventud de Cranach, que nació en Kronach en la región de Franconia, Alemania, el 4 de octubre de 1472. Probablemente su formación haya comenzado en el taller de pintura de su padre Hans. Hoy en día, donde se hallaba la casa familiar, se encuentra un monumento al pintor. Lucas abandonó pronto su hogar para recorrer otros lugares, y se hizo llamar Cranach en referencia al nombre de su ciudad natal. En 1502, con treinta años, reaparece en la escena de Viena, la mayor ciudad del imperio y residencia del emperador. Sus primeras obras conocidas son encargos, pinta los retratos del rector de la universidad, el humanista Dr. Johannes Cuspinian y su esposa, en ocasión de su boda. El enfoque de Cranach es novedoso, relaciona a los retratados con una naturaleza cargada de simbolismos.

 

1280px-Lucas_Cranach_d._Ältere_Cuspinian.jpg

Retratos de Dr. Johannes y Anna Cuspinian, 1502-3. Colección Oskar Reinhart, Winterthur, Suiza.

 

En 1505 el príncipe elector de Sajonia, Federico III, conocido como el Sabio, nombra a Lucas Cranach pintor de la corte, quien se aloja en el palacio y trabaja por un sueldo de cien florines, similar al de un catedrático de aquel tiempo, y un pago adicional por cada una de las obras que produjera. Su tarea principal era la representación de la dinastía sajona, sus retratos tenían que colgar en todos los palacios y residencias oficiales. Pintaba a los regentes con pose de mando, ropa talar, capa de armiño y espada, en escenas de cacería, bodas y otros eventos. 

 

retrato-de-federico-el-sabio-lukas-cranach_1_copy.jpg

Retrato de Federico III de Sajonia

 

Documentaba el boato, la importancia y la significancia de la caza sajona, y entre sus tareas también se encontraba la de organizar los torneos del mercado de Wittenberg, para lo cual se llenaba la plaza de arena. El pintor reprodujo el evento en un grabado. En la ciudad descubrió ilustres colegas, ya que la corte también hacía encargos, por ejemplo, a Alberto Durero de Nuremberg, que era muy famoso, y quien se convertiría en su principal rival.

En 1502 Federico el Sabio funda la Universidad Leucorea de Wittenberg. Su idea era convertir a la ciudad en un centro de las artes y las ciencias, y por esto asignó las cátedras a humanistas y pensadores de la época. Pese a tener tan solo 2500 habitantes, esto generó una presencia muy numerosa de estudiantes, profesores y artesanos, pero sobre todo de impresores de libros. Una fascinante coincidencia que permitió a muchos talentos poder compartir un mismo tiempo y lugar. La fundación de la universidad fue decisiva para el futuro de la ciudad, ya que sin esta institución no hubiera acaecido la Reforma. 

Una cabeza de Cristo del veneciano Jacopo de Barbari, antecesor de Cranach en la corte, trajo la influencia italiana a Wittenberg. Los italianos y su arte del retrato estaban en boca de todos, los rostros de sus pinturas parecían estar vivos. A menudo se ha acusado a Cranach de haber ignorado esa tendencia, al desarrollar un estilo que en cierta medida podría haber sido denominado avant garde dentro de ese contexto.

La xilografía de Alberto Durero El Martirio de Santa Catalina de 1498 puso de manifiesto una rivalidad de ambos pintores. Ocho años después Cranach lo utiliza de modelo para recrear el mismo motivo, y le dedica mucho tiempo al dibujo de los finos detalles, en una competencia implícita con Durero. El Martirio de Santa Catalina era un tema habitual de la época y Cranach lo usa para desplegar una gran dramaturgia como lo harían tiempo después los artistas del Barroco. Bajo un cielo desgarrador, seres humanos tambaleantes se precipitan al infierno. Si los cuadros de Durero despertaban admiración, los de Cranach generaban una mayor emoción.

 

Lucas_Cranach_d._Ä._026.jpg

El martirio de Santa Catalina, 1506, tabla, 126 x 139.5 cm. Gemäldegalerie Alte Meister, Dresden, Alemania.

 

En 1508-1509 realiza un viaje a los Países Bajos por un encargo diplomático del elector y aprovecha para conocer lo que se hacía en aquel país. De esos años ha quedado testimonio de la influencia de Quentin Metsys y el clasicismo de Jan Gossaert en el Retablo de Torgau, por ejemplo. 

 

lucas-cranach-d-ae-holy-kinship-so-called-torgau-altarpiece-1398--thumb-xl.jpg

Retablo de Torgau, 1509. Tabla 120 x 99 cm. Städel Museum, Frankfurt, Alemania.

 

El vínculo con Martín Lutero

Unos años después, alrededor de 1515, el profesor Martín Lutero y Cranach se conocen en Wittenberg. No solo pretendían cambiar la iglesia sino también el mundo, y pronto se convertirían en amigos. Existía en la época una unidad entre lo religioso y lo civil, como asuntos inseparables, se era miembro del municipio y simultáneamente de la iglesia. Por lo tanto en Wittenberg todo el mundo era miembro de la comunidad religiosa.

Pero ese mundo profundamente cristiano se transformó el 31 de octubre de 1517 cuando Lutero clavó en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg sus 95 tesis contra las indulgencias por parte de la iglesia católica. Su protesta desencadena en toda Europa una encarnizada lucha por la imagen de Dios y el hombre. Cranach se convirtió en el pintor de la Reforma y gracias a sus imágenes, el pensamiento luterano pudo divulgarse.

Pero no toda la obra que hizo tuvo referencias a lo religioso. También existe una producción en clave irónica de retratos de parejas desparejas, un tema que abordó repetidamente. Algo recurrente en la época, y bajo el epígrafe de El poder de las mujeres, se denominaba así a las obras que ilustraban las influencias que éstas ejercían sobre los hombres. El tema de la pareja desigual, tuvo su apogeo en el siglo XVI, sobre todo en los grabados, y puede considerarse una combinación de una imagen de género secular y las representaciones cristianas medievales de los vicios. Especialmente en el contexto de la afirmación luterana  "el matrimonio es mejor entre iguales", se puede distinguir una especie de imágenes moralizadoras.

 

1MDAiXX0.SbSa3x3RGFKZ13cl85QT1ZmrA0g9wxqAiVtNHMrto5U.jpg

 

La iglesia de Santa María de Wittenberg va a ser el centro desde donde se va a propagar la Reforma. Y el retablo del altar mayor es una obra espectacular del taller de Cranach el Viejo, ahora adjudicada a su hijo, que representó el espíritu de la época. En esta iglesia, en la que Martín Lutero predicó y bautizó, se ofició por primera vez la misa en alemán.

En La última cena de Cristo, una obra tardía monumental de 1547, en lugar de santos y discípulos, la pintura reproduce a los propios reformadores. En el sector opuesto a Cristo representó al mismo Martín Lutero con barba, tomando una copa de vino que le alcanza un servidor con los rasgos de Lucas Cranach, el Joven, hijo del artista. Al incluir hombres de su tiempo en la historia sagrada el mensaje fue claro: los agentes de la Reforma se sentían más íntimamente unidos a Cristo que a la propia autoridad suprema de la iglesia.

Cuando en 1525 Martín Lutero contrajo matrimonio con la ex monja Khatarina von Bora, Cranach es el testigo de la boda e incluso el padrino de uno de sus hijos. Anteriormente Lucas Cranach había formado su propia familia en Wittenberg. En 1512 se había casado con la hija del alcalde, Barbara Brengebier (fallecida en 1541), con quien tuvo cinco hijos. Desde 1520 fue senador, y de 1537 a 1544, burgomaestre. 

 

2018_CKS_14772_0012_000lucas_cranach_i_portrait_of_martin_luther_half-length_and_portrait_of092933.jpg

Retratos de Martín Lutero (1483-1546) y Katharina von Bora (1499-1552) por Lucas Cranach I. Christie´s.

 

El taller de los Cranach

Como padre de familia, Cranach se convirtió poco a poco en un empresario exitoso y en el ciudadano más rico de la ciudad de Wittenberg. Adquirió casas, una imprenta, una hostería, un establecimiento de vinos y la única farmacia de la ciudad en la plaza del mercado (en 1522). Vivió en una elegante residencia, con un taller en el patio, en donde sus hijos aprendieron el oficio; un floreciente negocio con maestros y aprendices, que tuvo un continuo flujo de visitantes. 

No solo proveía con sus cuadros a la nobleza y al clero, sino que con su imprenta satisfizo a una nueva clientela, la burguesía en alza. Ya que no todo el mundo podía permitirse el lujo de adquirir un cuadro, proliferaron los grabados que eran más económicos. 

En su taller realizaban xilografías y estampas en serie. De ese modo reaccionaron al gusto del mercado con nuevos temas y estilos de retratos, un negocio muy moderno teniendo en cuenta que era el siglo XVI. Durante los primeros años produjeron numerosas xilografías tan importantes como las pinturas. Todos las obras del taller ostentan el escudo de los Cranach, la serpiente alada con un anillo de rubí en la boca, que es la marca con la que se identifica el taller, aunque muchas veces ha resultado difícil autentificar la autoría. En esa época uno compraba “UN CRANACH”.

 

440px-Podpis_had_cranach_starsi_copy.jpg

Firma de Cranach el Viejo a partir de 1508: serpiente alada con anillo de rubí.

 

Al poseer una farmacia tenía el privilegio de comprar los pigmentos de sus pinturas a precio de mayorista. El amarillo procedía de los montes de las minas metálicas. El azul ultramar provenía del lapislázuli -del macizo del Hindu Kush en Asia central-, no se podía comprar en Leipzig, de donde llegaban la mayoría de los pigmentos y en Amberes se vendía a precio de oro. En 1508 Cranach compra unos gramos en los Países Bajos y poco después utiliza el pigmento en el Altar de La Sagrada Familia.  

El trabajo de la manufactura estaba organizado hasta el más mínimo detalle. La imprimación en gris, color que influye en el acabado final porque aporta un aire realista a los colores, se utilizaba mezclando el pigmento con huevo y aceite de linaza. Era muy importante restregar el pigmento con la moleta sobre la lámina de cristal durante mucho tiempo. En aquella época se realizaba durante horas por lo tanto es posible que esta tarea recayera en los aprendices del taller.

Lucas Cranach encargaba provisiones de marcos y lienzos de determinadas medidas para utilizarlos según los pedidos de sus clientes, y el taller producía temas habituales de antemano, para tenerlos siempre listos. Es por esto que logró hacerse famoso, no sólo por la belleza de sus cuadros sino por la rapidez con que los entregaba. Aunque Cranach el Viejo fue muy prolífico, mantuvo un nivel de calidad alto, con una ejecución muy esmerada que requería múltiples capas de pintura al óleo aplicadas en finas veladuras.

Las figuras, que habían que variar un poco, no se volvían a pintar sino que se calcaban. El taller no apostaba por estilos personales de parte de sus aprendices sino por un estilo vinculante que él mismo infundía. De ese modo es muy difícil reconocer al autor, si una obra es de Cranach el Viejo o de sus hijos.  

Los estilos de la familia eran tan parecidos que los expertos han tenido muchas veces dificultades para diferenciar sus obras y atribuirlas, especialmente desde la década de 1530. En el año 1537 se produce una ruptura, su hijo mayor Hans muere repentinamente, y el menor, Lucas, pasará a dirigir el taller junto con su padre. Ambos asumirán la misma responsabilidad para el éxito de la manufactura, aunque algunas veces la ejecución de las obras fluctuaron en su calidad. 

Durante casi ochenta años el taller propagó la marca Cranach por el mundo, produciendo unas cinco mil pinturas. En señal de luto por la muerte de Hans en 1537, el anagrama familiar se modificó, disponiendo las alas de la serpiente hacia abajo. Ello supone una pista cronológica que permite diferenciar las obras realizadas antes y después de tal fecha. 

Otra obra importante de la época fue la ilustración de la primera biblia del antiguo y nuevo testamento traducida al alemán por Lutero e ilustrada por el taller de Cranach en 1534. Es un objeto excepcional con ilustraciones valiosísimas. La biblia contiene 117 xilografías que proceden del taller del artista, algunas realizadas por el propio maestro. Lutero y sus asistentes tardaron trece años en traducir ambos testamentos y entregar la biblia al taller en Wittenberg. Las ilustraciones aparecen repartidas en todo el libro y también están pintadas las iniciales de los versículos. Al ser xilografías, el trabajo implicó un minucioso tallado en la madera para lograr conseguir esos finos detalles de las imágenes. 

Primera-biblia-luterana.-Ilustración-de-Lucas-Cranach-1522.jpg

La ramera de Babilonia, de la Biblia de Lutero, c.1530.

 

Desde hacía ya un tiempo la pintura alemana se encontraba empobrecida y abandonada, diez años antes, exiliado en Londres, había muerto Hans Holbein y hacía casi treinta que habían desaparecido también Durero y Grünewald. A partir de la masificación del trabajo en el taller del viejo maestro, las obras delataron cierta ejecución más esquemática, con un colorido menos variado y un dibujo de contornos menos sinuosos. Mucho antes de 1553 Cranach ya había dejado de ser un innovador, lo que no desmerece de ninguna manera el maravilloso valor de su legado.

Cuando La Reforma se politiza se ve forzada a crear alianzas de poder. Hacia 1547 estalla la primera guerra civil confesional en Alemania. Las tropas católicas del emperador Carlos V vencen en la Batalla de Mühlberg y conquistan Wittenberg. El príncipe Juan Federico I de Sajonia es tomado prisionero y desterrado por el emperador. Esto supuso un gravísimo golpe en la vida del taller. La corte abandona la ciudad y Cranach el Viejo deja de ser pintor de corte. 

En 1552 abandona Wittenberg y sigue al príncipe a su exilio en Weimar, viviendo en la elegante casa de su hija frente al mercado. Sigue con proyectos y encargos. Intuyendo una despedida inminente, Cranach el Joven realiza un retrato de su padre de setenta y ocho años. Es una obra muy personal con detalles marcados de su fisonomía. El 16 de octubre de 1553, ya muy anciano, Cranach el Viejo fallece en Weimar, cuando la situación se revertía nuevamente y la paz volvía a los territorios de su señor.

 

440px-Lucas_Cranach_d._Ä._063.jpg

Retrato de Cranach el Viejo, 1550 de Cranach, el Joven. Galleria degli Uffizi, Florencia, Italia.

 

La belleza según Cranach

Historias mitológicas y de la biblia son algunos de los temas de Cranach. Uno de los motivos más exóticos y recurrentes del pintor son las Ninfas de las fuentes. Y por supuesto sus famosas Venus, en donde los cuerpos de curvas juveniles adquieren una sensualidad explícita, ya que sus sutiles y transparentes velos más que sugerir develan, en contacto con la carne, un latente y explosivo erotismo.

 

unnamed-18.jpg

 Venus,1532, 24.5 x 37.7 cm. Städel Museum, Frankfurt, Alemania.

 

La belleza ideal para él fue más erótica que mental, (en comparación con los ideales renacentistas italianos), ligada más a la naturaleza del hombre y sus instintos y a una vida sensual plena. Cranach es altamente reconocible al instaurar un ícono de belleza femenina típico de su invención, mujeres de ojos almendrados, de largas piernas estilizadas, de caderas estrechas y busto pequeño.

 

Lucas_Cranach_d._Ä._072.jpg

Venus en un paisaje, 1529, 38 x 25 cm. Museo de Louvre, Paris. Francia.

 

Aproximación a Hércules y Onfalia (1537)

En la mitología griega Onfalia era hija de Yardano y esposa de Tmolo, rey de Lidia. Había heredado el trono a la muerte de su marido y durante su reinado tuvo como esclavo a Heracles (Hércules para los romanos). 

A este semidiós, que había enfermado después de asesinar a Ífito, el oráculo le predijo que debía servir como siervo durante tres años y pagar una indemnización para librarse de su enfermedad. Es así como el dios Hermes lo puso en venta como esclavo y la reina Onfalia lo compró. Heracles se enamoró de la reina y le prodigaba todo tipo de atenciones, pero Onfalia optó por burlarse, y lo obligó a vestir ropas femeninas entre sus doncellas y utilizar el huso y la rueca mientras ella lucía los atributos del héroe, su piel del león de Nemea y la clava. 

En el Renacimiento y, especialmente durante el Barroco, se utilizó este mito para ilustrar la idea de dominación por parte de la mujer. En algunos casos se interpreta como una alegoría que refiere a que a veces el amor esclaviza. Heracles junto a la rueca de Onfalia ha sido representado frecuentemente en el arte, en donde el héroe viste prendas femeninas, hila lanas y se abandona a todo tipo de placeres y licencias. Aquí, con el pretexto de narrar el mito, Cranach el viejo recreó las prendas de vestir de su propia época.

 

Lucas_Cranach_d.Ä._-_Herkules_bei_Omphale_Herzog_Anton_Ulrich-Museum.jpg

 Hércules y Onfalia, 1537, 82 x 119 cm. Herzog Anton Museum, Braunschweig, Alemania.

 

Hércules se encuentra rodeado de tres doncellas que lo envuelven con una tela, mientras la reina Onfalia le tiende un huso con lana con un dejo de placer. Ella se distingue por su gran sombrero con plumas. Hércules posee las herramientas para hilar en sus manos, una rueca ha sido colocada en sus brazos, que también es sostenida por Onfalia y una de sus criadas.

Es una composición muy vivaz y a su vez muy irónica. Son sorprendentes los gestos y expresiones de las doncellas que se yerguen alrededor de Hércules, que parece sentirse muy a gusto. La figura que extiende la tela sobre la frente del héroe con la mirada intercepta al espectador pero por otro lado nos invita a participar del torbellino de sensaciones al que lo someten.  

Se refleja el gran contraste de colores, una de las características del Renacimiento Alemán. Por un lado el fondo oscuro se unifica con la vestimenta del héroe y por otro se opone con los rojos, azules, anaranjados y verdes de los vestidos de las damas, suntuosamente engalanadas.  

Es maravilloso también el tratamiento de las pieles relucientes y los delicadisimos hilos que conforman los tules que cubren las cabezas de las mujeres. En las aves colgadas se destaca la capacidad de Cranach al pintar naturalezas muertas con espectacular detallismo. Christoph von Scheurl elogió el realismo del artista en una carta dirigida a éste: “…En Torgau, pintaste liebres, faisanes, perdices, patos, palomas y otras aves colgadas de una pared y, una vez, el conde Von Schwarzburg, viéndolas ordenó que las quitaran de allí para que no olieran mal”.

 

 

 

 

 

LOGO FOOTER

tiktok

Contacto: info@elojodelarte.com
elojodelarte.com ® Una plataforma de LittleBull Prod. © 2024 Todos los derechos reservados.

Este sitio cuenta con el auspicio de Buenos Aires Ciudad