En el podio del pop art junto a Warhol y Lichtenstein, su prolífica obra desafió convenciones y exploró con audacia temas como el erotismo, la cultura de masas y la identidad estadounidense.
Del arte de los medios al fashion fiction, de la vanguardia de NY a las letras para Virus, su obra expansiva lo posiciona como uno de los mayores emergentes conceptuales de su generación.
Su obra resume años de investigación en el origen del boxeo como práctica forzada por traficantes de esclavos. Una pinacoteca de ancestros africanos obligados a pelear en el circo moderno de la colonización.
El artista de Cisjordania ideó una sandía como símbolo para representar la bandera Palestina. Una naturaleza muerta que se ha vuelto viral en estos tiempos violentos de delirio generalizado.
De la noche under de los 80 a la escena contemporánea, su versión lumínica del gran símbolo patrio se volvió un híbrido pop, minimalista y cinético, ineludible en el arte argentino.
Su retrospectiva en el Thyssen-Bornemisza, es la primera de un artista vivo en el museo madrileño. Entre el desdén y el humor, cómo fue que la violencia del nuevo expresionismo alemán viró en pop siniestro.
Sus pinturas neorrealistas de cuadros clásicos camuflados dentro de imágenes pop, dispusieron los insumos del capitalismo por sobre las escenas del museo en un evidente gesto neo-dadaísta.
Con influencias que remiten tanto a Warhol como Duchamp, el renombrado artista chino actualmente en exilio, retoma de manera dinámica elementos del pop y el readymade para crear una obra disidente y expresamente política.