Enclavada en la Plaza Dante, donde se funden las avenidas Del Libertador, Alvear y Pueyrredón, en Recoleta, se encuentra la réplica de la Fuente de las Tarascas, una obra escultórica donada por el Estado mexicano de Michoacán que fue inaugurada el 17 de diciembre de 1998. Este monumento es una recreación del original que reposa en Morelia, y es obra del reconocido escultor y dibujante mexicano José de los Santos Sánchez Martínez.
La fuente de bronce representa a tres mujeres mexicanas, Atzimba, Eréndira y Tzetzangari, princesas de la cultura Purhépecha, sosteniendo una generosa cesta en la que se exhiben paltas, choclos, manzanas y otros frutos típicos de la región. Este conjunto simboliza la abundancia americana y se erige sobre una base de piedra rodeada de un espejo de agua.
La cultura Purhépecha, que existió en la región mexicana antes de la conquista española en 1530, era una sociedad precolombina dedicada a la agricultura, la caza y la pesca, con una religión politeísta centrada en Curicaveri, su dios principal. Su capital era Tzintzuntzan, conocida como "lugar de los colibríes". El término "tarascos" fue impuesto por los conquistadores y deriva de "tarasqué", una referencia despectiva hacia las jóvenes de la cultura. Sin embargo, en la actualidad, la Fuente de las Tarascas se erige como un símbolo de herencia cultural y una representación artística de la riqueza y abundancia de la América precolombina.
La primera versión de esta fuente en México fue realizada en 1937 por Antonio Silva Díaz, aunque su composición original de cemento y varillas de hierro fue retirada en 1967 por el comentario de mal gusto de la esposa del ex presidente Adolfo López Mateos, Eva Sámano, que lo definió como antiestètico, luego de una visita a la ciudad. Sus dichos, sumados a la incomodidad generada por las figuras de mujeres con el torso desnudo, sellaron su suerte. La réplica en bronce, llevada a cabo por José Luis Padilla Retana, reemplazó la original y fue inaugurada en mayo de 1984 en Morelia.
En Buenos Aires, la Fuente de las Tarascas fue recibida con cierta controversia por su representación artística. Algunos sugirieron llamarla "La Fuente de las Tres Gracias" para suavizar su connotación original, aunque el nombre más extendido sigue siendo Las Tarascas.