Monumento al lobo marino, de José Fioravanti

Postal absoluta de Mar del Plata, las esculturas realizadas en cuarzoarenita, son el principal punto de reunión al borde de la Bristol, la playa más popular del país.
Por Martín Sassone

 

Las dos esculturas de piedra de los lobos marinos son la postal que mejor sintetiza el espíritu veraniego de los argentinos. Se trata de la ornamentación escultórica del Casino y Gran Hotel Provincial y de la Rambla de la playa Bristol, el corazón de Mar del Plata. Fueron emplazadas allí a mediados de la década del cuarenta y desde entonces miles y miles de turistas han hecho fila para fotografiarse junto a ellas, como una especie de certificación de su paso por la popular ciudad balnearia.

Las esculturas son un homenaje a la presencia de estos mamíferos en las playas céntricas de la ciudad. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, Mar del Plata era una gran lobería, sitio de descanso, cría y apareamiento de lobos marinos, y por eso antes de que la Feliz recibiera su nombre y se convirtiera en capital nacional del turismo, se la llamaba Lobería Grande.

Las obras llevan la firma del reconocido escultor José Fioravanti (4 de agosto de 1896 / 10 de octubre de 1977), que entre sus trabajos más destacados sobresalen las decoraciones escultóricas del vestíbulo de la Casa Rosada (1926), el monolito del kilómetro cero en Buenos Aires (1935), y monumentos a destacadas figuras de la historia como Nicolás Avellaneda (1935), Roque Sáenz Peña (1936) y Simón Bolívar (1942).

Pero su firma en los lobos marinos de Mar del Plata tiene que ver más con la idea que con la realización, porque la mano de obra estuvo a cargo del escultor Janez Anton Gruden, un inmigrante esloveno que se desempeñó junto a una cuadrilla de expertos picapedreros. 

En una entrevista con Infobae realizada en 2019, Eduardo Gruden, hijo del escultor esloveno contó los pormenores de porqué el nombre de su padre no quedó registrado junto a las obras. "El creador fue Fioravanti, el que tuvo la idea, el laburo es una cosa pesada y cuando uno tiene varias cosas se las da a un tercero. No hubo ningún enfrentamiento, Fioravanti tuvo una idea genial y mi padre la realizó”, sintetizó.

Existe prueba documental que acredita que en 1943 sólo habían emplazado la escultura situada al norte, y se supone que la segunda la instalaron varios meses después. Para cuando el Hotel Provincial quedó listo, en 1950, ambos lobos marinos ya estaban custodiándolo.

Las esculturas se realizaron en la cantera Chapadmalal con piedra Mar del Plata, un cuarzoarenita característico de la región. Cada una mide seis metros de alto por trece de ancho. Han sido vandalizados muchas veces, especialmente por graffiteros. El hecho que más repercusión tuvo fue en 2019 cuando hinchas de Gimnasia LP, en la previa de un partido contra Aldosivi, pintaron en su lomo y en su base inscripciones como “Arriba Gimnasia” y “Dale Lobo”. En un plano artístico, y más acá en el tiempo, los lobos marinos también fueron intervenidos con un collar de hojas de marihuana por los organizadores de la Cumbre Internacional de Cannabis y Cáñamo, que se llevó a cabo en Mar del Plata en abril de 2023.

Con todo, inclemencias climáticas y el inevitable paso del tiempo, los lobos marinos resisten estoicamente en la rambla marplatense, pero también están diseminados por todo el país, en las fotos que los turistas se han sacado durante décadas con ellos de fondo, que acreditan que son tan representativos de la ciudad como los alfajores, el faro y el puerto.

 

 

 

 

 

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