En su primera visita a Buenos Aires, el no-músico y compositor performático Christian Marclay (Ginebra, 1959) reflexionaba sobre la coincidencia entre su experimentación con las bandejas giradiscos en la escena art punk en el Lower East de Manhattan y la irrupción del hip hop en el Bronx incorporando vinilos usados en la fábrica de ritmos con lógica de ready made. Marclay lamentaba que la historia del arte no hiciera esa conexión soslayando al afro futurismo dentro de la “pop culture” y no como parte de un frente común de época también marcado por la escena conocida como “Pictures Generation” con Cindy Sherman y Richard Prince (Canal de Panamá, 1949) como artistas faro. Como Marclay para crear un ruido nuevo a partir de discos usados o Afrika Bambaataa disparando surcos en la prehistoria del sampler, Prince manipulaba imágenes ya realizadas. Sus primeras muestras llamadas “Pictures-Photographs” (Leo Castelli, New York, 1979) e “Ils se disent peintres, il se disent photographes” (Mussee d’ Art Moderne, Paris, 1980) no dejaban lugar a dudas al respecto. Nacía una estrella del arte contemporáneo, (el otro) Prince.
S/T (Cuatro mujeres mirando en la misma dirección), 1977.
La primera curiosidad sobre Prince (su serie Cowboys se vio en Malba en 2018) viene de cuna. ¿Qué hacía en el canal de Panamá? “Estaba ahí porque mis padres trabajaban en la OSS que pronto se convertiría en la CIA. Mis padres eran fantasmas. Mi madre me dijo que solía esconderse en los armarios de la gente. Nunca pude decidir qué creer. ¿Estaba bromeando? (Mis padres me mantuvieron en un armario. Durante los primeros quince años de mi vida pensé que era un traje). Desde el principio siempre fue difícil decir la verdad”, escribe en Spy vs Spy, casi un cuento corto disponible en su web con una referencia a una tira de la revista satírica Mad. Es casi una clave para entender su trabajo que borra cualquier frontera entre reproducción y original. En las obras de Prince siempre es difícil descifrar qué fue primero, si las fuentes o la apropiación. Esa idea de “verdad” contaminada está en el principio y el final de su trabajo.
S/T (Cowboy), 1997.
La manipulación de imágenes en Prince es una consecuencia de su paso por la industria editorial antes que una especulación conceptual. Hacia 1975, Prince ocupaba un puesto en el archivo de la poderosa corporación Time-Life donde le tocaba recortar y clasificar las notas publicadas en las revistas del grupo. En su mesa de trabajo quedaban al final del día los avisos despojados de su función. Prince empezó a fotografiarlos como naturalezas muertas y, del mismo modo que los del Bronx adelantaron la tecnología del sampler, lo que estaba haciendo era un anticipo del Photoshop. Así, en su más célebre intervención, liberó al cowboy de Marlboro de su inmediata identificación con los cigarrillos rubios para soltarlo como un símbolo vacío en la llanura norteamericana. Premoderno y sin sponsor: el vaquero va.