Si en medio de una conversación alguien menciona el término “construcción faraónica”, todos entendemos que se refiere a algo colosal, desbordante en su magnitud y trascendencia. Este calificativo no podría estar ausente al hablar del Gran Museo Egipcio (GEM), una obra monumental cuyo nombre encapsula la esencia de su ambiciosa misión.
Situado en la meseta de Giza y con 500 mil metros cuadrados, el edificio proyectado por el estudio irlandés Heneghan Peng Architects, combina tradición y modernidad. Considerado por muchos como “la cuarta pirámide” debido a su largo proceso de construcción iniciado en 2002, este museo evoca en su diseño la grandiosidad de los templos antiguos, mientras abre sus puertas a una nueva manera de experimentar la historia egipcia. Recientemente, doce salas preliminares han sido inauguradas, exhibiendo una rica colección de objetos, estatuas y artefactos que narran la vida de una civilización que trascendió su tiempo.
Tour virutal por las galerías del Gran Museo Egipcio.
Desde su concepción, el GEM ha sido más que un museo. Es un portal cultural que remite a la esencia espiritual de las pirámides: un lugar donde la conexión entre la tierra y el cielo toma forma. Su diseño geométrico, dominado por patrones triangulares que recuerdan las pirámides, honra la estética ancestral mientras perpetúa su intención de conectar al ser humano con las fuerzas universales.
Al llegar, el visitante es recibido por un obelisco suspendido sobre una plataforma de cuatro patas. Desde abajo, se pueden observar jeroglíficos, incluido el nombre de Ramsés II, uno de los faraones más poderosos de Egipto. Este obelisco no es solo un símbolo de la monumentalidad egipcia, sino también un reflejo de su cosmovisión, en que lo terrenal y lo celestial se encuentran en un misterioso equilibrio.
Obelisco suspendido en el ingreso al edificio.
Al cruzar la monumental puerta triangular, cuyas paredes talladas exhiben los nombres de los faraones, se ingresa al Gran Atrio. Aquí, la estatua colosal de Ramsés II, con 12 metros de altura y 83 toneladas, domina la escena, reafirmando su papel como figura central en la historia egipcia. Su presencia impone majestuosidad, demostrando una vez esa estrecha conexión entre los gobernantes y los dioses
Estatua de Ramsés II en el hall central.
El museo organiza sus exposiciones como un viaje narrativo a través de los distintos periodos históricos de Egipto, desde sus orígenes predinásticos hasta su época tardía. Cada sala ofrece una experiencia inmersiva que permite al visitante comprender su esplendor artístico, como así también la profundidad espiritual que impregnaba cada aspecto de la vida egipcia. Además el GEM cuenta con un centro de conservación de vanguardia, equipado con laboratorios de tecnología avanzada para preservar textiles, momias y esculturas, una galería enfocada a los niños, para acercarlos a la historia de manera lúdica, y amplios jardines inspirados en la época faraónica.
Si bien no ha sido inaugurado en su totalidad, hay muchas atracciones que ver en esta primera planta, una de ellas es la Gran Escalera, flanqueada por nueve estatuas faraónicas -que conducen hacia salas de exposición, por ahora cerradas al público- que funcionan como una avenida procesional, replicando la solemnidad del templo antiguo.
Otra de las zonas ya inauguradas es un vasto paseo comercial que incluye cafés, restaurantes y tiendas en que los visitantes pueden llevarse objetos con reproducciones antiguas.
Las escaleras centrales.
Las proporciones y los números del museo son, como no podían ser de otra manera, faraónicos: cerca de mil millones de euros de inversión (dos terceras partes cubiertas por capital japonés), una fachada minimalista de casi un kilómetro de largo, 100 mil m2 cuadrados para exposiciones y, según algunas fuentes, se podrían llegar a exponer más 150 mil piezas.
La fachada minimalista del Gran Museo Egipcio.
Entre sus colecciones anunciadas más destacadas está el legado completo de Tutankamón, con más de cinco mil objetos, muchos de los cuales se presentarán juntos por primera vez, como su famosa máscara funeraria, joyas, armas y mobiliario. También incluirá piezas monumentales como estatuas de Amenhotep III y Hathor, así como la segunda barcaza solar de Keops, descubierta recientemente en excavaciones y restaurada en uno de los laboratorios avanzados del museo.
El GEM tiene capacidad para recibir quince mil visitantes por día y se espera que atraiga 5 millones de personas al año, convirtiéndose en el museo arqueológico más grande del mundo.