Bajo las calles de Nueva York subyace una galería de arte oculta. En el subterráneo de la gran metrópolis norteamericana es posible encontrarse con el Masstransiscope, una “película” que funciona al estilo de los libros animados: una serie de imágenes fijas y consecutivas con mínimas variaciones que, pasadas en velocidad, dan la sensación de estar en movimiento. Pero, a diferencia de estas viejas y conocidas “animaciones caseras”, no es un proyector o una mano la que le da vida a las ilustraciones: la ilusión se genera a partir del propio movimiento del público.
El efecto se logra cuando el subterráneo atraviesa a gran velocidad la estación Myrtle Avenue, en Brooklyn, cerrada desde 1956. La obra de arte pública, estampada sobre las paredes de la estación abandonada, consiste en una pintura de más de noventa metros de largo realizada con material reflectante. Más de 200 rendijas estrechas, ubicadas más cerca del tren que pasa y por delante de los múltiples dibujos que componen la pieza, dan la sensación de movimiento: como si se “atravesara” una película animada de 25 segundos de duración.
Para apreciar Masstransiscope es necesario tomar la línea Q o B con destino a Manhattan, saliendo desde la estación DeKalb Avenue. Una vez en el subterráneo, es cuestión de mirar hacia la derecha para poder apreciar la obra, dividida en dos partes. Las lámparas fluorescentes que rodean por su lado interno a las ranuras generan un ángulo muy angosto entre la iluminación y los ojos de los espectadores, lo que permite que la mayor parte de la luz atraviese la rendija y realce el brillo de la pintura reflectante.
Masstransiscope
El “mural animado” en sí se compone en su mayoría por formas abstractas que mutan: un círculo es rodeado por hilos que generan una explosión de colores, seguido por figuras que se hacen y rehacen a gran velocidad hasta conformar un cohete que despega hacia el cielo. En otro momento, cuadrados se mezclan en algo que podría ser una baraja de cartas. Una forma de asociación libre que provino de la cabeza de Bill Brand, un artista neoyorquino que se ha desempeñado principalmente en el cine experimental y en múltiples disciplinas, como la instalación, el dibujo y la pintura.
Para la elaboración de Masstransiscope, Brand construyó un modelo a escala en el interior de una caja. Le cortó varias ranuras para simular las rendijas ubicadas por delante de la pintura y le colocó por dentro una cinta transportadora de papel con los diseños dibujados, haciéndola correr a la misma velocidad de un subterráneo que pasa por la estación Myrtle Avenue. A pesar de todas estas precauciones, el propio artista reconoció que no estaba cien por ciento seguro de que la idea funcionaría. “Todavía estaba instalando la obra la mañana misma de la inauguración, con todos los funcionarios y las cámaras de televisión ya en el lugar. La primera vez que la vieron todos también fue la primera vez que la vi yo”, contó en una entrevista para el Museo de la Ciudad de Nueva York.
Inaugurada en 1980, Masstransiscope tuvo que ser restaurada en dos ocasiones (2008 y 2013), debido al abandono y a la gran cantidad de graffitis que la cubrieron con el paso del tiempo. La idea surgió en los años setenta, cuando Bill Brand era un joven cineasta experimental. El artista se preguntó, viajando en el tren, cómo sería crear una serie de “fotogramas” que funcionaran como un libro animado que se pudiera ver por la ventanilla del tren. Una experiencia de cine invertida: el espectador, en vez de sentarse en una butaca y ver una película que pasa a través del proyector, es él mismo quien atraviesa un film estático.