Conocida popularmente como Torre de los Ingleses, fue un regalo de los residentes británicos por el centenario de la Revolución de Mayo. Inaugurada en 1916, se ha convertido en protagonista destacada de la arquitectura porteña.
Tallada en mármol de Carrara por el escultor francés, llegó a la Ciudad de Buenos Aires a principios del siglo XX. Encarna la incertidumbre y vacilación humana ante la creencia religiosa.
La escultura que reproduce la figura de Míguez, desaparecido con quince años en la última dictadura cívico-militar, es una manifestación de memoria colectiva que mira al horizonte sobre las aguas del Río de la Plata.
Es desde 1934 la estatua que cada fin de semana recibe a los visitantes de la tradicional Feria de Mataderos. Un símbolo de la tradición guacha y el legado cultural criollo.
La monumental escultura de la heroína indígena representa la valentía y la lucha por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata, durante las guerras de independencia hispanoamericanas.
Emplazado inicialmente en los jardines de la Casa Rosa, sobrevivió a varios atentados a lo largo de la historia. En los últimos años, fue protagonista de una disputa geográfica, política y cultural.
A mitad de camino entre arquitectura y escultura, las dos torres emplazadas en la costa de Vicente López, conforman uno de los más destacados ejemplos de la innovación modernista en Argentina.
Ubicada en Plaza Lavalle, representa a dos de nueve bailarines del Ballet Estable del Teatro Colón, que murieron en un accidente aéreo en 1971. Su autoría corresponde al hijo del reconocido pintor Ernesto de la Cárcova.
La escultura del artista platense de principios de siglo XX es un fiel ejemplo de la tendencia cubista de la época. La figura mitológica, que descansa en el barrio de Retiro, está por cumplir cien años.
La escultura de bronce de casi cuatro metros de altura, que representa uno de los principales seres mitológicos, está ubicada desde 1914 a metros de la entrada del Museo Nacional de Bellas Artes.