Murales edificio Los Molinos, de Pablo Siquier

Las obras que cubren la fachada del edificio de Puerto Madero llevan la firma del artista argentino reconocido por su manejo de la geometría y la espacialidad.
Por Martín Sassone

 

En el corazón de Puerto Madero, en Azucena Villaflor 350, se encuentran dos obras monumentales que desafían la percepción del espacio. Se trata de los murales del artista argentino Pablo Siquier, que desde 2008 adornan la fachada del edificio Los Molinos, creando un diálogo único entre la arquitectura y el arte urbano. 

Con una superficie total de 338 metros cuadrados, los murales se alzan como dos gigantes abstractos que juegan con la luz y la sombra para crear una experiencia visual dinámica. Siquier, reconocido por su manejo de la geometría y la espacialidad, utiliza en estas obras una paleta de colores neutra, donde predominan los grises y negros. Las formas geométricas se superponen y entrelazan, creando una sensación de movimiento y profundidad. Las líneas rectas se contraponen con las curvas, provocando una tensión visual que invita al espectador a interactuar con la obra. La luz natural, que incide sobre los murales a lo largo del día, crea un efecto de claroscuro que realza la textura y la tridimensionalidad de las formas.

Si bien las obras no tienen un significado literal, Siquier invita al público a encontrar su propia interpretación. Algunos ven en ellas un reflejo del caos y la complejidad del mundo moderno, mientras que otros encuentran una representación de la armonía y el equilibrio. Lo que sí es evidente es que estas obras generan una experiencia sensorial muy particular.

Más allá de su valor estético, los murales de Siquier tienen un importante significado cultural. Representan una apuesta por el arte urbano como forma de expresión y transformación del espacio público, y son un ejemplo del lazo entre el arte y la arquitectura. En una época en la que la ciudad se transforma constantemente, su obra se percibe como un paradigma de contemplación, un espacio donde el ritmo frenético se detiene para dar lugar a la experiencia estética.

Siquier es un artista de destacada trayectoria internacional, cuya característica principal es la utilización de diversos materiales y técnicas. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en la Argentina y el exterior, y sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas.

El edificio Los Molinos, donde se ubican los murales, fue construido en 1904 y es un ícono de la arquitectura industrial porteña. En 2008, fue completamente reciclado y convertido en un complejo residencial, comercial y de oficinas. La incorporación de los murales le dio al edificio una nueva identidad, convirtiéndolo en un referente cultural de Puerto Madero.

 

 

 

 

 

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