“Y construyó castillos en el aire / a pleno sol con nubes de algodón / en un lugar a donde nunca nadie pudo llegar usando la razón”. Casi nadie recuerda esta canción de Alberto Cortez escrita como un spin-off de la Balada para un loco (Piazzolla-Ferrer-Baltar) porque es el tipo de artista sobre el que nadie va a escribir otra pieza de este memorial journalism que no parece tener otro recurso que la nota aniversario explotada de manera insaciable en un género antes arisco como el rock (¿Llegará el mundo a ver la tapa de la Rolling con los 100 años de The Dark Side of the Moon en 2073?). Pero a qué viene esta digresión sobre una música que es ambient de la infancia si se supone que pagamos la entrada (¡Internet no es libre!) para ver un short sobre el artista germano-americano (¿Canta conmigo canta, germano-americano?) Hans Haacke.
Lo primero. El nombre de la retrospectiva que el Reina Sofía le dedicó a Haacke en 2012: Castillos en el aire. Imposible que no resonara la lectura con el tintineo de aquella canción que pasaba del tango canción al music hall y cuyo nombre volvía ahora aplicado a un pionero del conceptualismo como arma para la crítica institucional y los procesos de legitimación del sistema arte. Para tomarle el peso a Haacke hay que remontarse a su participación en la exposición Information que marcó el paso de la década pop a la compleja convivencia con un arte que aspiraba a desmaterializarse y poner en crisis todas las estructuras sobre las que una obra iba de la ejecución a la exhibición y su posterior ingreso en el coleccionismo institucional o privado. Lejos, años luz del cinismo contemporáneo, artistas como Haacke no solo se planteaban dónde se estaban exhibiendo sus obras, sino que ponían la lupa sobre sus exhibidores.
Fotografía perteneciente a la instalación Castillos en el aire, Hans Haacke (2012).
La obra que Haacke presentó en Information se llamó MoMA Poll y tenía la forma de una instalación (para que el futuro de la Historia del Arte pueda catalogarla), pero no era otra cosa que dos urnas de acrílico donde se dejaba un papel con una respuesta muy sencilla (sí/no) a una pregunta bastante más compleja para hacer en ese lugar: ¿Es posible que el hecho de que el Gobernador Rockefeller no haya denunciado la política del Presidente Nixon en Indochina sea un motivo para no votarlo en noviembre? Si la respuesta era sí el voto iba a la urna izquierda y si era no a la derecha.
MoMA Poll, Hans Haacke (1970).
La obra de Haacke fue la consumación de la negativa del MoMA a co-producir el poster Q. And babies? A. And babies propuesto por la Art Workers’ Coalition para denunciar los crímenes de guerra en Vietnam. Haacke se involucró en una declaración del Guerrilla Art Action Group en la que se sostenía que para los mecenas como Rockefeller el MoMa era “un disfraz, una tapadera para su brutal participación en todas las esferas de la máquina de guerra”. El bombardeo de la neutral Camboya, por ejemplo.
Q. And babies? A. And babies, Art Workers’ Coalition (1969).
Los Castillos en el aire del Reina Sofía referían a un agregado madrileño en la retrospectiva de Haacke. "En mis visitas a Madrid vi que había zonas de la periferia a medio construir. El Ensanche de Vallecas es una zona desierta, sin tiendas, sin bares, con poca gente por las calles, y se puede hablar de ruinas urbanas", cuenta el artista. Al descubrir que las calles trazadas para esos negocios inmobiliarios inconclusos habían sido bautizadas con nombres como Arte conceptual, Arte minimalista o Arte pop, pensó en una manera de contarlo.
Hans Haacke fotografiando El Ensanche de Vallecas para su instalación específica en el Museo Reina Sofía, Madrid (2012).
El mismo artista que había cuestionado el orden económico global con The Invisible Hand of the Market (2009) o Global Marketing (1986-2011) observó el paisaje yermo de un flamante barrio del extrarradio madrileño e hizo de un episodio más de la burbuja inmobiliaria su nuevo soporte. Vistas desde hoy, aquellas obras pioneras de crítica institucional asimiladas por las instituciones bien pueden ser las elucubraciones afiebradas del personaje de la canción (olvidada) de Cortez.