Cecilia Vicuña: “El quipu es un gesto poético para salvarnos de la extinción”

Postergada durante décadas, se consagró en la Bienal de Venecia y en Documenta. Ahora recibe en Buenos Aires una merecida retrospectiva de su vasta producción.
Por Mariana Gioiosa

 

Cecilia Vicuña es en este momento una de las figuras más relevantes de la escena artística internacional. La sabiduría ancestral, el cuidado del medio ambiente y los derechos de las mujeres son las temáticas que suele abordar en sus trabajos. Actualmente se presenta en MALBA la mayor retrospectiva que se ha hecho sobre su obra, integrada por grandes instalaciones, pinturas, dibujos, palabrarmas (juegos de palabras que revelan sentidos) y videos. Todas estas expresiones visuales están atravesadas por la poesía, que es el corazón de la obra de Vicuña.

Aunque estuvo muchos años invisibilizada, recientemente adquirió gran notoriedad al obtener el León de Oro a la trayectoria en la 59ª Bienal de Venecia (2022). Unos años antes había tenido un gran impacto en la Documenta 14 de Kassel (2017) con Quipu Womb, el quipu monumental que instaló para la ocasión; que fue luego adquirido por la Tate de Londres. Recientemente recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas 2023 en Chile.

 

-¿Qué es lo que más te gusta de Buenos Aires, una ciudad donde pasabas en tu juventud parte del año?

-Es fabuloso caminar por las calles de Buenos Aires y ver los suelos poblados de tipas y jacarandás. No hay ningún lugar en el mundo que yo sepa que las calles puedan tener un bordado semejante, yo amé a Buenos Aires todo el tiempo que estuve acá y ahora que estoy de nuevo me doy cuenta que lo amo tanto más que antes.

 

-¿Qué es la poesía para vos y de qué manera atraviesa tu vida y tu trabajo? 

Tengo muchas respuestas para eso, todas inventadas en el momento, la respuesta más verdadera es que no sé y por eso tengo que averiguar haciéndola. La palabra poesía es una palabra griega que contiene un gigantesco misterio, y creo que ha sobrevivido por ser misteriosa, ambigua e intratable.

 

-El quipu, un instrumento de almacenamiento de información utilizado por los pueblos prehispánicos, que consiste en cuerdas de lana y algodón, fue utilizado por vos para llevarlo a escalas monumentales y realizar a su alrededor rituales que nos conectan con el universo y la memoria ancestral. ¿Qué tenemos para aprender hoy sobre el quipu como práctica y como visión del mundo?

-Qué interesante la palabra “aprender”, yo creo que la voluntad de aprender se está extinguiendo a nivel social. Tengo una teoría muy distinta sobre el quipu a la que vas a encontrar en la antropología o en la historia. Se basa en una línea escrita en 1979 por la matemática Cilia Ayel y su hermano. Ellos dicen que el quipu “es una percepción táctil y uterina”, esa visión del lenguaje que nace dentro del útero en el momento que un bebé está en formación. Me imaginé inmediatamente a mi mamá jugando con el cordón umbilical y a mí también. Cuando me dieron la oportunidad de realizar una intervención en la Documenta 14 de Kassel, hice un quipu menstrual gigante, como si el cordón umbilical estuviese colgado al cosmos. Eso es lo que hay que aprender, nosotros como seres humanos estamos conectados al cosmos, nuestro cuerpo es un ser cósmico, todas las partículas que nos componen son criaturas cósmicas. 

 

-Te caracterizás por ser una persona que se ha adelantado a la crisis climática, cuestiones de género y otras problemáticas sociales. ¿Cuál es tu mirada sobre el complejo escenario actual? 

-Ahora nosotros estamos dedicados a destruir el planeta, a masacrar niños, mujeres y pueblos enteros, un acto de autodestrucción brutal. Frente a este panorama, el quipu es un gesto poético para que recordemos nuestros cuerpos y salvarnos de la extinción total. El quipu nos habla a todos, pero principalmente a las hembras, que son las que toman las decisiones que afectan la evolución. Hace pocos días salió publicado en las noticias que, por primera vez en la historia de millones de años, se elevó dos grados de calor en todo el planeta. Los científicos hace rato vienen advirtiendo que en el momento que eso sea lo normal se acaba la habitabilidad para los seres humanos, y eso acaba de suceder, entonces el que no despierta es porque quiere morir. 

 

-En otras entrevistas aseguraste que hay que amar el conflicto. ¿A qué estás haciendo referencia con esto?

Ya está desapareciendo el agua, pronto se van a acabar los alimentos ya que el calor va a matar las cosechas, entonces cada vez va a haber más enfrentamientos violentos y brutales. Hay que aprender a estar dentro de un conflicto sin perder el centro. La cultura que domina ahora el planeta te dice hay que evitar la disidencia, no hablar con el que piensa distinto a vos, que hay que suprimirlo si es posible y yo opino que hay que hacer todo lo contrario. Es muy importante no caer en la polarización porque es falsa, no hay nada que sea blanco o negro.

 

-¿Cómo repercutió en tu desarrollo como artista tener tanta trascendencia en Documenta 14 y haber recibido el León de Oro en la Bienal de Venecia 2022? 

Pasé la mayor parte de mi vida en la invisibilidad y de un año para otro comenzó esta transformación en Documenta, que tiene una influencia tremenda en el mundo del arte, y sin embargo desde la cultura popular la Bienal de Venecia es más conocida. Mi arte se hizo viral a partir de este evento en muchos lugares del mundo como Chile, que hasta mis hermanos descubrieron que Cecilia hace arte. Ahora me han dado el Premio Nacional en Chile y eso va a facilitar el hecho de que yo pueda dejar un legado para el futuro, si es que hay futuro.

 

-¿En qué estás trabajando ahora? 

Estoy sentadita aquí conversando contigo, preparando mi muerte, mi trabajo ahora es generar un legado.

 

 

 

 

 

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