"El deseo es la ofrenda, el cuerpo es solo una metáfora. Responder es ofrecer nuevamente. Un objeto no es un objeto. Es el testigo de una relación. En unión complementaria, dos opuestos colisionan para crear nuevas formas. Ver y nombrar crea el espacio para que la belleza del intercambio se despliegue. Tejer es la conciencia del intercambio".
Ceclia Vicuña
¿Qué año le toca a la Vicuña en el horóscopo chino? Bueno, los astrólogos del Imperio Jade no le dieron lugar al camélido andino entre los doce animales que también, acorde a la leyenda, rodearon a Buda en su meditación final. Pero en el calendario del arte contemporáneo 2022 y 2023 parecen ser el definitivo año vicuña. En abril, Cecilia Vicuña (Santiago de Chile, 1948) recibió de manos de la curadora top Cecilia Allemani la distinción del León de Oro, premio a la Trayectoria otorgado por la Bienal de Venecia y la Tate Modern anuncia que entre octubre y abril 2023 su trabajo ocupará el espacio de la Turbine Hall que desde 2000 da cabida a instalaciones site specific que marcan el pulso de lo posible en la escena. El peso de la tradición (Venecia), el vientre del arte contemporáneo (Londres) y la emergencia de Corea como potencia económica-artística (Hyundai sponsorea las intervenciones en la Turbine Hall) se han alineado para consagrar a una artista que anticipó por décadas la agenda.
“Reconocida por sus radicales esculturas textiles que combinan materiales naturales con la artesanía, Cecilia Vicuña explora temas relevantes para la ecología, la comunidad y la justicia social en su trabajo”, dicen los de la Tate Modern en el statement con el que anuncian la comisión Hyundai para la Turbine Hall. Consagrarla puede resultar políticamente correcto para la institución y su sponsor oriental, pero reducir a Vicuña a una artista políticamente correcta sería quitarle una historia de desavenencia con el status quo de la política y la cultura y, sobre todo, minimizar su lugar como poeta, tan hermana de Violeta y Nicanor Parra como de las mujeres anónimas indígenas por las que sus ancestrales quipus dan la cara. La instalación Quipu Womb adquirida por la poderosa Tate en 2021 es una representación alegórica al sangrado menstrual y los ciclos de la tierra que ella no duda en calificar como “un poema en el espacio”. El quipu como técnica de tejido pero también idiolecto, un sistema indescifrable para comunicarse frente a las fuerzas de la colonización.
Es un proceso histórico que no deja de sorprender. Las metrópolis que impusieron una iconografía a la fuerza y un pensamiento único sobre la cultura visual ahora son permeables a estas supervivencias de pueblos devastados, así en la obra de Vicuña como en las esculturas de barro del tucumano Gabriel Chaile, otro consagrado por Allemani en Venecia 2022. Casada con el argentino César Paternosto, notable impulsor de lo precolombino como proto-abstracción, Vicuña hizo de la palabra su militancia, desde el activismo con La Tribu No a fines de los sesenta, a sus Palabrarmas que se editaron en Buenos Aires en 1984. Es en ese trabajo sobre el lenguaje, que ella comparaba con el trabajo de las manos con la tierra andina, donde se encuentra su particularidad como artista contemporánea. Leerla es verla: “Primero vi una palabra en el aire / sólida y suspendida / mostrándome / su cuerpo de semilla”. El secreto profundo de los quipus expandido a una audiencia global en un año que ni los astrólogos chinos pudieron imaginar. Pero sí, este es el año de la Vicuña, artista comprometida con la memoria de los Andes y el ideario del 68 que, aplastado por el golpe de Pinochet, todavía espera por cambiar, un poco nomás, la matriz social de Chile.