Banco de Londres y América del Sur, de Clorindo Testa y estudio SEPRA

Declarado Monumento Histórico Nacional, pero casi oculto en el microcentro porteño, es uno de los edificios emblema del brutalismo en la Argentina.
Por Martín Sassone

 

El brutalismo es un estilo arquitectónico cuyas construcciones son inconfundibles. Su nombre proviene del francés Betón Brut, que significa hormigón en crudo. Su característica principal es el uso masivo del cemento para resaltar el poder de la estructura sin ocultarse en el revestimiento. El estilo surgió del Movimiento Moderno y tuvo su auge entre las décadas del cincuenta y setenta. Si bien en Buenos Aires la construcción que más llama la atención es el edificio de la Biblioteca Nacional, hay otra que no se queda atrás y tiene su historia. Se trata de la sede del Banco de Londres y América del Sur, donde hoy funciona la casa central del Banco Hipotecario.

Ubicado en la esquina de Reconquista y Bartolomé Mitre, en el microcentro porteño, es un prisma rectangular de 3000 m2 y 26 metros de altura. Tiene tres subsuelos y seis niveles superiores, los dos primeros destinados a atención al cliente y el resto a uso interno. El acceso principal se encuentra elevado del nivel de calle y conforma un espacio de transición, con pantalla de hormigón suspendida. No hay pisos intermedios, sino una serie de niveles interconectados que facilitan la comunicación entre las distintas áreas brindando un poco frecuente paisaje interior. Permite un intercambio de miradas desde adentro hacia afuera, desde un nivel a otro, de arriba hacia abajo, desde abajo hacia arriba.

Toda la estructura funciona en un espacio único. Este esquema se encuentra comprendido y delimitado por tres elementos clave: el bloque del techo y dos muros medianeros. El volumen se completa a través del sistema utilizado en sus dos fachadas, una columna perimetral. La cubierta está sostenida en parte por esta columnata, que cumple además la función de pantalla protectora del interior contra los reflejos del sol. Sobre la rítmica cubierta emparrillada de hormigón, una terraza exterior rodea el comedor, el auditorio y despachos gerenciales.

Al igual que el edificio de la Biblioteca, detrás del proyecto estuvo el célebre arquitecto Clorindo Testa, aunque esta vez asociado al estudio SEPRA (Santiago Sánchez Elía, Federico Peralta Ramos y Alfredo Agostini). Ganaron un concurso para su construcción en 1959. La obra comenzó en 1960 y demandó seis años. Según sus autores, el Banco no debía funcionar como un edificio convencional, sino más bien como una plaza cubierta. Es por eso que se concibe con un criterio de transparencia espacial.

En 1999 el edificio tuvo su merecido reconocimiento al ser declarado Monumento Histórico Nacional. Y el 23 de septiembre de 2016, en el marco de celebración de los 50 años de su inauguración, la Legislatura porteña homenajeó la emblemática obra con una placa como reconocimiento a su valor cultural y arquitectónico. 

 

 

 

 

 

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