Columna persa, de Persépolis

La reproducción de una de las columnas del Palacio del rey Ciro II, que llegó a nuestro país como donación del sha de Persia en 1965, tiene varios idas y vueltas que acompañaron la historia política internacional.
Por Martín Sassone

 

Está ubicada en los bosques de Palermo, a la altura de la avenida Figueroa Alcorta, entre las avenidas Sarmiento y Casares, rodeada de palmeras y a la vista de todos, aunque la mayoría la ignore a su paso. Se la conoce como la columna del templo persa, y como todas las obras del museo a cielo abierto que es la ciudad de Buenos Aires, tiene una historia que se remonta a 1965. 

Se trata de una réplica de una de las columnas del Palacio del rey Ciro II, el Grande, en Persépolis, quien reinó en Persia en el siglo VI a.C. Coronada con dos grandes bueyes, esta columna pertenece a la sala de audiencia del palacio, que fue construido por Dario II, rey de la misma dinastía. En 330 a.C. Alejandro Magno, en su campaña de Oriente, ocupó y saqueó Persépolis, incendió el palacio y así puso fin a la guerra panhelénica.

En 1965, distintas personalidades del mundo visitaron la Argentina para asistir a una nueva conmemoración del 25 de mayo de 1810. Entre las figuras políticas se destacó el sha de Persia, Mohamed Reza Pahlevi, que vino acompañado por su tercera esposa, la emperatriz Farah Diba. Como gesto de hermandad entre las dos naciones, el sha donó la columna, pero no como se la ve ahora, sino que sus piezas venían en seis contenedores que llegaron en barco. 

Su emplazamiento en la Plaza República Islámica de Irán de los Bosques de Palermo no fue de inmediato. Según detalló el periodista Eduardo Parise en una nota que publicó el diario Clarín, “recién en diciembre de 1978 la Dirección de Paseos de la entonces Municipalidad de Buenos Aires le entregó a la empresa constructora los seis contenedores que tenían las piezas para su armado. Cuentan que para montarla se hicieron unos moldes de la columna cónica, divididos en varios segmentos. Después, fueron rellenados con una mezcla hecha con cemento y piedra molida proveniente de Persépolis”.

La columna, que mide diecinueve metros, fue emplazada al año siguiente, en 1979, irónicamente pocos meses después de la caída del sha tras la revolución que instauró la República Islámica de Irán. Reza Pahlevi, que había gobernado con el apoyo de Estados Unidos y Reino Unido, tuvo que exiliarse y pasó por varios países hasta que murió en El Cairo, Egipto, el 27 de julio de 1980. El líder de la revolución fue el ayatolá Jomeini, quien tuvo apoyo de varias organizaciones de izquierda e islámicas, más los movimientos estudiantiles iraníes. La historia de medio oriente dio así un giro decisivo que marcaría profundamente a la región.

Custodiada a unos metros por el León Persa, realizado con cerámicos babilonios, del artista ítalo-argentino Blas Salvador Gurrieri, la columna persa de Palermo se mantiene impasible a los cambios políticos y los saltos de la historia. 

 

 

 

 

 

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