ARTEBA 2024: edición histórica para el mercado de arte argentino

Contra todo pronóstico, la feria cerró con récord de ventas, premios y público. Sold out de varios stands y obras vendidas hasta en seis cifras en dólares. 
Por María Paula Zacharías

 

Galeristas, artistas, sponsors y organizadores estaban felices con el balance que arrojó la edición número 33 de la feria realizada en el predio de Costa Salguero y sus más de cuarenta mil visitantes que ni la lluvia ni el frío pudieron frenar. Hacía tiempo que no ocurría algo así.

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Gran asistencia de público en la feria ARTEBA 2024.

 

"Estamos muy felices con esta edición de ARTEBA –analizó la presidenta de la Fundación arteba, Larisa Andreani–. La feria se ha consolidado como un espacio de confianza para el coleccionismo, tanto institucional como privado, que ha apostado por el talento de los y las artistas argentinos. Esta edición de ARTEBA ha sido una experiencia renovada, gracias a las propuestas de las galerías, la programación artística, los espacios gastronómicos y la música al aire libre".

 

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Larisa Andreani, presidenta de la Fundación arteba junto a la obra Papeles, de Mimi Laquidara.

 

Los coleccionistas aprovechaban las cenas en museos o casas para mostrarse entre sí las fotos de sus compras, que comenzaron en la gala a beneficio del Museo Nacional de Bellas Artes, el lunes anterior, y seguirán algunos días más, con la onda expansiva de la feria. Alec Oxenford, por ejemplo, compró él solo una docena. La obra más valiosa vendida fue el Antonio Berni de gran formato, adquirido por medio millón de dólares. Cerca estuvo el precio que pagaron por llevarse el único Guillermo Kuitca de la feria, exhibido en Barro

 

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Uno de los cuadros más cotizados de la feria, de la serie La obsesión de la belleza, de Antonio Berni.

 

Aunque abrió al público el viernes, los dos días previos reservados para invitados especiales y museos dejaron ya varios agujeros en las paredes de los expositores. Nunca antes los museos compraron tanta cantidad y calidad de obras. Las compras institucionales marcan tendencia: una vez que un museo compra a un artista, su galería agota sus ventas.

Así pasó con Verónica Gómez. Malba compró El hogar de las Niñas Mueble y el galerista de Cott vendió ese día todo lo que había llevado. Repuso obra con la que tenía en exposición en su galería... y siguió vendiendo quince obras suyas. Un total de cuarenta piezas salieron de su factoría. Malba también compró La Campaña de Florencia Böhtlingk en Hache, Tapial naranja de Anselmo Piccoli (de la rosarina Diego Obligado Galeria de Arte), Lo Suficiente de Alfredo Londaibere en Nora Fisch y Niño Soldadito de Manuel Brandazza en Pasto.  

 

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El hogar de las Niñas Mueble, de Verónica Gomez, adquirida por Malba.

 

"La feria está increíble, estamos muy contentos. Es un momento de alegría. Las obras que están en ARTEBA están seleccionadas por una curaduría y ya son atractivas para los directores de museos", señaló Sofía Weil Speroni, miembro del consejo de la feria y de Amigos de Bellas Artes, en su paso por el programa El Ojo del Arte.

 

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La periodista María Paula Zacharías (autora de la nota) a punto de entrevistar a Sofía Weil Speroni en el stand de El Ojo del Arte en ARTEBA.

 

El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires adquirió catorce obras de un plumazo. Con el apoyo de su Asociación Amigos y el Programa de Adquisiciones Museos de ARTEBA (que duplica su aporte), sumaron al patrimonio público dos obras de Trinidad Metz Brea, Terra communis (2023) y La batalla de las Lorenzas (2024) en Valerie’s Factory; la película La cosa del arte (2022) de Joaquín Aras y una pintura sin título de Carrie Bencardino en Piedras; seis pinturas en acrílico sobre tela de Sandro Pereira, Rompiendo el ayuno (2024), El esfuerzo es un valor (2023), Buen día (2023), Jugando en el parque (2023), Amistad (2023), y Calistenia (2023) en The White Lodge; la obra Escritura (2016) de Sofía Bohtlingk en Nora Fisch; el video monocanal Tercer sedimento (2023) de Florencia Levy en Cott Gallery; la escultura Piel Rizoma (2024) de Julia Padilla en de Aldo de Sousa y el óleo sobre tela Cerbera (2024) de Amanda Tejo Viviani en NN.

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La batalla de las Lorenzas, de Trinidad Metz Brea, una de las obras adquiridas por el Museo Moderno de Buenos Aires.

 

El Museo Provincial de Bellas Artes Dr. Juan R. Vidal de Corrientes compró Super Carne, de Carlos Alonso en la galería cordobesa Via Margutta. Al Museo Nacional de Bellas Artes ingresaron dos témperas sin título y Punto en boga, de Rómulo Macció, de Vasari; Sufriendo la intolerancia. El 18 de julio de 1994, de Santiago García Sáenz de Hache, y una de la serie Fueron al norte para llegar al sur, de Graciela Sacco, en Rolf Art.

Había mucha alegría por la compra del Museo Sívori, la obra textil Fábrica de Arms, de la tucumana Lucrecia Lionti, en Barro. "Todo el mundo me felicita. Es una obra hermosa", dijo  todavía emocionada Teresa Riccardi, la directora del museo. 

 

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Fábrica de Arms, de Lucrecia Lionti, adquirida por el Museo Sívori.

 

Para el Museo de Arte Contemporáneo de Salta viajarán Herbario [Palo Campeche, Yerba mate e Índigo], de Lucila Gradin, otra textil de Cott, de la serie Alfabetos (Tríptico cálido), de Ana Clara Soler en Quimera, y Siempre de la serie Escrito en el cielo, de Santiago Gasquet en Piedras.

El MACBA adquirió una pintura importante de Edgardo Giménez en MC Galería, Continuidad - movimiento N°2, de Alicia Orlandi en Roldan Moderno, y Prismas triangulares II, de María Suardi en Diego Obligado Galería de Arte. Fundación Klemm se quedó con Agujeros rojos grandes con moños, de Valentina Liernur, en Isla Flotante. El Museo Franklin Rawson de San Juan compró Fade, de Max Gómez Canle en W-galería y Sin título, de Federico Cantini en Pasto.

 

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Agujeros rojos grandes con moños, de Valentina Liernur, adquirida por Fundación Klemm.

 

Entre los compradores internacionales estuvieron el Guggenheim Museum, que se llevó Los mártires del Ocean, de Santiago García Sáenz, de Hache. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía eligió Yo (Cuando no te veo), de Alfredo Londaibere, de Nora Fisch, y el Centro de Arte 2 de Mayo, de la serie Dibujos de fuerza, de Verónica Meloni, en Rolf Art. Nora Fisch vendió una obra de Fernanda Laguna al MALI de Lima. El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) seleccionó una instalación de Rosario Zorraquín en Isla Flotante. Una pieza de gran formato realizada por Marcelo Brodsky y Fernando Bryce de la serie Territorios, fue adquirida por el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego en Rolf Art.

 

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Una pieza de la serie Territorios, de Marcelo Brodsky y Fernando Bryce, adquirida por el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego.

 

En lo que respecta a premiaciones Amalia Amoedo recibió el Premio arteba al Coleccionismo. “Invito a todos a involucrarse de lleno y dar el ejemplo a través de un coleccionismo respetuoso y sólido, que se construye durante todo el año”, dijo al recibir la distinción. Otros premiados: el artista Donjo León mereció el Premio Pinamar, con una mención especial para el proyecto presentado por Denise Groesman y Julieta García Vázquez. Recibirá quince mil dólares para construir una instalación mutante en el Vivero Forestal para el próximo verano. También ganó Del Infinito el premio al mejor stand otorgado por Remax, por cinco millones de pesos, y Piedras se quedó con un premio estímulo de tres millones. En el sector emergente, Utopía, se entregó el Premio en Obra, también récord: Abel Guaglianone y Joaquín Rodríguez juntaron entre cuarenta coleccionistas la suma de veinticinco mil dólares, que se repartió en seis premios de cuatro mil dólares entre las galerías NN (La Plata), La Mesa (CABA) y Luogo (Rafaela), y los artistas Alejandro Rosetti (Ohno Galería), Gregorio Rubio (Hipopoety) y Clara Miño (Jamaica). "Hasta el último centavo recaudado se reparte. Es la décima edición que organizamos. Estamos muy felices", dijo Rodríguez en su paso por El Ojo del Arte, que tuvo su propio stand y realizó entrevistas con los principales personajes de la edición.

 
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Edgardo Giménez, Amalia Amoedo, Luis Ovsejevich y Marta Minujín en la entrega del Premio arteba al Coleccionismo.

 

Hay que decir que la mayoría de las galerías expositoras fueron de Buenos Aires. Honrosas tres excepciones de Salta (Remota), Rosario (Diego Obligado) y Córdoba (Via Margutta) en la sección principal, y algunas más en el sector Utopía. Tampoco hubo más de tres espacios internacionales: Revolver, Jocelyn Wolff y algunas uruguayas. 

Todas cosecharon ventas: Vasari vendió todas las de Alfredo Prior, la galería W agotó las obras de casi todos sus artistas (Ramiro Quesada Pons, Florencia Sadir, Max Gómez Canle y Cristina Schiavi), y la platense NN se llevó premio y vendió a rolete: se fueron todas las que llevó de Amanda Tejo Viviani, la Porkería Mala y Eva Moro Cafiero. 

Era notable cómo las galerías cambiaban sus stands día tras día. En Gachi Prieto duraron poco los Cambre que exhibía los primeros días. En Roldán Moderno hubo tres obras de Miguel Ocampo, Gregorio Vardanega y Ernesto Deira que ni siquiera llegaron a exhibirse: se vendieron antes de colgarlas. Otra venta importante fue la de una escultura de Juan Carlos Distéfano en Palatina. 

Algo similar ocurría en las otras dos ferias paralelas: Affair, en Galerías Larreta, tenía a todos expositores festejando ventas. Los trescientos artistas que vendían directo al público en BADA, en La Rural, también estaban contentos. Buenas noticias para el arte argentino.

 

 

 

 

 

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