La fotografía nació, en el apogeo del positivismo, con el afán de captar de la manera más fidedigna posible el núcleo de lo real. El dispositivo propiamente dicho ya ofrecía una especie de garantía de que lo captado a través de él sería más objetivo (1) que lo volcado en un lienzo por los pintores de turno, sin importar que estos fueran realistas, barrocos o manieristas. Esta capacidad de la cámara alivió a la pintura del peso de tener que copiar correctamente la realidad y pudo abocarse a tareas menos aburridas (2). El impresionismo y las posteriores vanguardias son una prueba fehaciente de la liberación (no digamos libertinaje) que trajo el reluciente invento técnico a partir de mediados del siglo XIX.
Liberación era una palabra que en la Argentina de 1973 estaba en boca de casi todos. Ya sea para condenarla o luchar por ella. El himno de Montoneros, sin ir más lejos, decía: “Con el fusil en la mano / y Evita en el corazón, / Montoneros, Patria o muerte, / para la liberación”. Ahora, ¿por qué traer a cuento 1973 si estábamos hablando de fotografía? Pues porque la obra de Luis Pazos que nos atañe fue forjada ese año. Es una selección de cinco fotografías tomadas de la serie Transformaciones de masas en vivo, expuestas actualmente en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Pazos nació en La Plata en 1940. Desde temprana edad se movió, como pez en el agua, en el ámbito de la poesía, el arte y la política. Lector voraz y variopinto, podría afirmarse que su formación fue, básicamente, la biblioteca popular del barrio. De entre sus lecturas juveniles se destaca un sólido recorrido por la obra de Nietzsche, con quien discutía mentalmente en grandes maratones dialécticas.
Luis Pazos
Fue poeta (El cazador metafísico, se tituló su primer tomo de poesía), periodista (escribió sobre el caso María Soledad, y se deslumbró con dos figuras emblemáticas del progresismo argentino, al que Pazos adhería: Chacho Álvarez y Graciela Fernández Meijide) y performer (en La ciudad poseída por los demonios, se disfrazó de inquisidor, en otra, de Rey Mago, en la performance más conocida, por ser nota de tapa de revista Gente, caminó la ciudad vestido de Superman). Si hubiera que definirlo con una sola palabra valdría emplear el término inconformista. Un tipo de personalidad atenta a renovar lo nuevo y a repensar las fórmulas, como en sus libros-objeto presentados a fines de los 60.
Superman (Serie fotográfica, 1982). Gentileza De Sousa Galería.
En 1973, el país estaba convulsionado por la lucha armada y la inminente vuelta de Perón tras dieciocho años de ausencia forzada (proscripción). Repasemos los hechos. El 25 de mayo asume Cámpora, vencedor de las famosas elecciones del 11 de marzo que tenían como lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. Ese mismo feriado se produce la llamada “Masacre de Devoto”, una operación armada para atacar la cárcel de Villa Devoto y liberar presos políticos. Saldo, catorce muertos.
Perón vence (de la serie Transformaciones de masas en vivo, 1973).
Cámpora decreta entonces la amnistía general. La liberación fue caótica: aumentaron los enfrentamientos dentro y fuera de las cárceles. El 20 de junio sucede uno de los episodios más contradictorios de la historia política argentina. Ese día Perón regresaba al país de forma definitiva. En la autopista Ricchieri, donde se congregaban columnas de militantes para recibir al General, se desató un tiroteo masivo entre facciones de la derecha y la izquierda peronista (3). El resultado fue un reguero de heridos y trece muertos, aunque las cifras oficiales, probablemente, adelgazaron las estadísticas. El episodio marcó la ruptura dentro del movimiento peronista.
Formas caídas (de la serie Transformaciones de masas en vivo, 1973)
En este contexto, Luis Pazos presenta Transformaciones de masas en vivo, en la exposición colectiva “Arte en Cambio”. En el armado de la serie participan personas comunes que forman esculturas humanas efímeras: cuerpos que, juntos o entrelazados, se convertían en signos y metáforas, pero también conservaban su condición de cuerpo. El cuerpo social, político y artístico. Era el arte accionando directamente sobre las cosas.
Arco y flecha (de la serie Transformaciones de masas en vivo, 1973)
La serie está compuesta por ocho fotos en blanco y negro (4) que, vistas a la distancia, inquietan, aunque es verdad que Pazos no estaba pensando sólo en la violencia política, hay elementos en estas imágenes que van más allá de la representación. El artista se hunde en el lenguaje de la fotografía, en la forma, los encuadres, las cualidades corporales e intenta determinar cómo ese todo se conjuga con lo social.
Transformaciones de masas en vivo (Serie fotográfica, 1973). Gentileza De Sousa Galería.
Vamos a detenernos, particularmente, en dos imágenes: Formas caídas y Durmientes. En ambas vemos cuerpos en el suelo. En la primera, son cuerpos caídos, tirados, desparramados, como muertos; en la segunda, juego de palabras mediante, yacen cuerpos acostados en la vía del tren, entre la hierba, distintos, y a la vez iguales, a los anteriores. Esto nos lleva a inferir que el objetivo de Pazos no era tanto la representación mimética del presente (5), sino el velado anuncio de lo porvenir. La historia es conocida. La muerte de Perón el 1° de julio de 1974 y el ascenso de Isabelita desatan la lucha armada y el consecuente intento de aniquilación de la misma. Más tarde el golpe militar de 1976 con su plan sistemático de asesinato, tortura y desaparición de personas. Un océano de sangre inundaría las calles del país.
Pero ¿qué le pedimos a la fotografía?
¿Registro del presente o poder anticipatorio? ¿Y el pasado, cómo juega en esta historia?
Durmientes (de la serie Transformaciones de masas en vivo, 1973)
Pazos estuvo vinculado al CAYC y a otros grupos, si bien el más conocido fue Escombros, fundado en 1988, en pleno gobierno democrático. Él se definía como un artista “de lo que queda”, aunque esto podría interpretarse no sólo a partir de la noción de resto, sino que su trabajo apostaba a quedar, es decir, a perdurar en el tiempo. De ahí la lectura anticipatoria de sus fotos, donadas por el artista en 2019 al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Hombres enlatados (de la serie Transformaciones de masas en vivo, 1973)
Pazos falleció a mediados de 2023, en su ciudad natal, dejando una obra poética y a la vez política, o que por ser poética era política, más allá de lo que él mismo afirmara sobre la función del arte. Muchas veces los artistas, al tratar de explicar sus intenciones, se equivocan. Recibió reconocimientos tardíos, pero los recibió. Entre ellos el Premio Nacional a la Trayectoria Artística en 2021.
1. El término introduce un matiz interesante en nuestro texto. La RAE lo define de dos maneras: “Perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir” y “Lente o sistema de lentes de los instrumentos ópticos, colocado en la parte que se dirige hacia el objeto”.
2. En sus apuntes sobre pintura y creación artística, fechados entre 1480 y 1510, Leonardo Da Vinci, anota: “L’arte è cosa mentale”; la traducción es sencilla, el arte no depende solo de la técnica manual, sino principalmente de la capacidad de la mente para juzgar e imaginar. En otras palabras, la verdadera obra de arte nace de la inteligencia y el entendimiento. Esto implica que los artistas nunca estuvieron abocados únicamente a representar de manera exacta el mundo sino que existían en ellos otras preocupaciones, formales y materiales.
3. En una escena emblemática de No habrá más penas ni olvidos, novela de Osvaldo Soriano, llevada al cine por Héctor Olivera, se ve a dos grupos de peronistas —lo muchacho’ de la derecha sindical y los militantes de izquierda— que terminan tiroteándose en un pueblo del interior al grito unánime de “¡Viva Perón, carajo!”. La secuencia está filmada con un tono tragicómico: un enfrentamiento en el que todos se conocen y, sin embargo (o por eso) se acusan de “traidores”. La escena expone con crudeza la fractura real que atravesó al peronismo en los 70 y cuya estela no sigue acompañando.
4. Mientras escribo estas páginas me comunico con la galería De Sousa, para consultar sobre el número exacto de fotografías de la serie, porque en el Museo Moderno se exponen cinco, pero en su acervo aparecen ocho y en otras instituciones figuran siete, nueve, diez. Pablo De Sousa me cuenta que en ese mismo momento está con la obra de Pazos en la pantalla, tratando el tema con la viuda del artista. Sucede que de la performance se tomaron cantidad de fotos y no se determinó el número oficial de imágenes de registro. Me devuelve la llamada a los pocos minutos con el número certificado: ocho.
5. Vale analizar la foto donde se ven los cuerpos componiendo la letra P sobre la V, en referencia a la consigna Perón Vuelve; sin embargo, el artista optó por modificar el sentido de la foto, yuxtaponiendo el lema Cristo Vence, postulado por sectores antiperonistas y golpistas, y titularla “Perón Vence”.