La recogedora de cerezas, de Berthe Morisot 

Su pincelada ligera y tratamiento del color la posicionaron como la pintora más destacada del grupo fundador del movimiento impresionista. Hoy en día es considerada una de las primeras y más grandes artistas modernas.
Por Gisela Asmundo

 

"Solo obtendré mi independencia perseverando y sin ocultar mi intención de emanciparme” 

B. M.

 

Berthe Morisot nació en Bourges, Francia, el 14 de enero de 1841 dentro de una influyente familia burguesa. Su padre, Edmé Tiburce Morisot, era el prefecto del departamento de Cher. Su madre, Marie-Joséphine-Cornélie Thomas, era sobrina nieta de Jean-Honoré Fragonard, uno de los pintores rococó más prolíficos del antiguo régimen. Tenía dos hermanas mayores, Yves y Edma, además de un hermano menor, Tiburce, nacido en 1848. La familia se mudó a París en 1852, cuando Berthe era apenas una niña de once años.

En esa época se acostumbraba a que las hijas de familias burguesas recibieran educación artística, por lo cual Geoffroy-Alphonse Chocarne y Joseph Guichard dictaron clases privadas a Berthe y sus hermanas. Su primer maestro, Chocarne, le enseñó los fundamentos del dibujo. Luego de varios meses comenzó a tomar clases impartidas por Guichard, quien dirigía una escuela para niñas en la Rue des Moulins. Durante este período dibujaría principalmente figuras clásicas antiguas. 

En 1857, Guichard presentó a Berthe y Edma a la galería del Louvre, donde continuaron su aprendizaje copiando pinturas. Sin embargo, a las Morisot se les prohibió llevar a cabo una capacitación formal y tampoco trabajar en el museo sin un acompañante. Aún así, como copista en el Louvre, Morisot logró entablar relación con otros pintores como Manet y Monet.

Al expresar su interés por la pintura al aire libre, Guichard la envió en 1861 a seguir sus estudios con Camille Corot, paisajista fundamental de la escuela de Barbizon, que también se destacó en la pintura de figuras. Bajo la influencia de Corot, adopta el método de trabajo plein air (al aire libre), y comienza a pintar al aire libre como otros impresionistas, en una profunda búsqueda de la verdad basada en la observación.

Para pintar al aire libre Morisot utilizó preferentemente acuarelas debido a su facilidad para transportar, pero en simultáneo, trabajó también con pintura al óleo, pastel y varios medios de dibujo. 

La primera participación de las hermanas Morisot en el Salón de París fue en 1864, con dos paisajes admitidos, cuando Berthe contaba con tan solo veintitrés años. A partir de ese momento ambas continuaron exhibiendo de manera continua, hasta que Edma en 1869 contrajo casamiento con el oficial de la marina Adolphe Pontillon, lo que significó su retirada de la pintura. La carrera madura de Morisot comenzó propiamente en 1872. Encontró público para su trabajo con Durand-Ruel, el marchante privado, que le compró veintidós cuadros. 

La cuna es una de sus pinturas más significativas, en la que aparece representada su hermana Edma, delante de la cuna de su hija, Blanche. Después del parto, Edma pasó un período de convalecencia en París y por eso su semblante luce agotado. El sentimiento materno aparece como algo discreto pero también afectuoso. Las transparencias del velo de la cuna denotan la maestría en la ejecución.

Hay que tener en consideración que las mujeres de "buenas costumbres" de aquella época estaban despojadas de ciertas libertades que poseían los hombres y no podían circular solas por las calles de una ciudad sino estaban acompañadas por alguien. Esta es la causa por la cual por lo general la temática artística estaba acotada a ámbitos más que nada privados y familiares.

 
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La cuna, 1872, 46 x 56 cm. Óleo sobre tela. Musée d'Orsay, Paris.

 

Morisot fue una de las primeras pintoras impresionistas. Sus colegas como Monet, Renoir, y Sisley, entre otros, la vieron inmediatamente como una pintora original y talentosa. Invitada por Degas, participó en la primera exposición de los "independientes" en 1874, que se llevó a cabo en el estudio del reconocido fotógrafo Félix Nadar.

 

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Fotografía de Berthe Morisot, 1875. Tomada por Félix Nadar. 

 

Introducida por Manet, Morisot se casó ese mismo año con el hermano de Édouard, Eugène Manet, y el 14 de noviembre de 1878 dio a luz a su única hija, Julie, que posaba con frecuencia para su madre y otros artistas impresionistas, incluidos Renoir y su tío.

Berthe Morisot junto a Camille Pissarro, fueron los dos únicos pintores que tuvieron cuadros en todas las exposiciones impresionistas originales; con excepción de 1879 debido al nacimiento de su hija.

El espejo psiqué, es una pintura de esa época (psyché, nombre con el que se conoce a este tipo de espejo abatible), que fue presentada en la exposición de los impresionistas de 1877, en donde observamos a una mujer que entalla su holgado camisón blanco. La luz que ingresa desde la ventana se refleja sobre el espejo logrando establecer una rica gama de blancos con toques de diferentes colores. La figura de cuerpo entero se muestra en una actitud claramente íntima y femenina, con el hombro izquierdo al descubierto y girado hacia el espectador.

 

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El espejo psiqué, 1876. Óleo sobre tela. 65 x 54 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

 

Morisot eligió siempre exponer bajo su nombre de soltera en lugar de usar un seudónimo o su apellido de casada. A medida que su habilidad y estilo mejoraron, muchos comenzaron a reconsiderar su opinión sobre Morisot. En 1877, el crítico de Le Temps la describió como "la única impresionista real en este grupo”.  Y en la exposición de 1880, muchas reseñas consideraron a Morisot entre los mejores, incluso incluido el crítico de Le Figaro, Albert Wolf.

Hacia 1880 comenzó a pintar sobre lienzos sin imprimar, una técnica con la que también experimentaron Manet y Eva Gonzalès en ese momento. Y desde 1885, trabajó principalmente a partir de dibujos preliminares antes de comenzar sus pinturas al óleo.

A partir de 1888, sus pinceladas se volvieron más sueltas, y pasaron de cortas y rápidas, a largas y sinuosas. Empezó a dejar los bordes exteriores de sus pinturas a menudo sin terminar, lo que generaba que se percibiera el lienzo, aumentando la sensación de espontaneidad.

Murió el 2 de marzo de 1895, en París, de una neumonía que contrajo mientras atendía a su hija Julie de una enfermedad similar, quedando ésta huérfana a los dieciséis años, ya que su padre también había fallecido. Fue enterrada en el Cimetière de Passy. Un año después de su muerte, sus amigos pintores, Degas, Renoir y Monet, y el poeta Mallarme, organizaron la primera exposición retrospectiva de su trabajo, reuniendo sus pinturas y rindiendo homenaje a su preciado talento.

 

El impresionismo

Fue un movimiento artístico del siglo XIX y sus preceptos iban en contra del arte oficial académico que imponía las reglas en ese momento, por lo tanto no deseaban la unidad de un estilo, sino resaltar lo individual frente a lo colectivo. A los impresionistas les gustaba pintar a plein air (al aire libre) para captar los efectos de la luz y el color. El objeto en sí no era lo más importante sino cómo estos efectos incidían en el mismo. Intentaban capturar la impresión del momento teniendo en cuenta las condiciones lumínicas, por eso sus pinceladas eran rápidas, yuxtapuestas y divididas.

Expusieron por primera vez en el estudio del fotógrafo Félix Nadar bajo el patrocinio de artistas independientes de París (se organizaron como alternativa al Salón oficial) entre el 15 de abril y el 15 de mayo de 1874. En esa muestra expusieron treinta y dos artistas, y no todos fueron impresionistas. Se exhibieron pinturas de Camille Pissarro, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cézanne, Alfred Sisley y Berthe Morisot, entre varios otros. Durante esa exposición el crítico del diario Le Figaro, Albert Wolff, señaló que los impresionistas consistían en: "cinco o seis locos de los cuales uno es una mujer... cuya gracia femenina (en referencia a Berthe Morisot) se mantiene en medio de las efusiones de unas mentes delirantes".

El nombre del estilo deriva del título de una obra de Claude Monet, Impresión, soleil levant (Impresión, Amanecer), que provocó que el crítico Louis Leroy acuñara el término en una reseña satírica publicada en el periódico parisino Le Charivari. El artículo de Leroy tomó la forma irónica de un diálogo entre dos espectadores escépticos de la obra: "Impresión, estaba seguro de ello. Solo me decía a mí mismo que, dado que estaba impresionado, tenía que haber alguna impresión en él, ¡y qué libertad, qué facilidad de trabajo! Un dibujo preliminar para un patrón de papel tapiz está más terminado que este paisaje marino“.

 

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Impresión, sol naciente (Impression, soleil levant) Claude Monet, 1872. Óleo sobre tela, 48 cm × 63 cm. Museo Marmottan-Monet, París.

 

La obra representa el puerto de Le Havre, ciudad en la que Monet pasó parte de su vida. El artista había viajado a Londres entre 1870 y 1871, y allí conoció la obra de William Turner, pintor romántico inglés que se destacó por su manera avanzada en el tratamiento de la luz, sus formas vaporosas y disolutas, estilo que sirvió como fuente de inspiración para Monet y después al resto de los impresionistas.

 

Influencias del impresionismo

El impresionismo posee una gran influencia del realismo, surgido en Francia a mediados del siglo XIX, cuyo máximo representante fue su fundador Gustave Courbert. Estos artistas pretendían reflejar la realidad contemporánea, sobre todo la de las clases trabajadoras urbanas y rurales. 

Otro gran antecedente del movimiento es La Escuela de Barbizon, un grupo simpatizante del realismo que se dedicó casi exclusivamente a la pintura de paisajes naturales, realizando bocetos al aire libre. Se considera sus fundadores a Théodore Rousseau, Jean-Baptiste Camille Corot, Jean-François Millet y Charles-François Daubigny, Theodore Caruelle d'Aligny, Alexandre Desgoffe y Lazare Bruandet, entre otros.

Los impresionistas también se interesaron en el tratamiento del color de artistas anteriores como Delacroix, Turner, Velázquez y Goya; y las teorías de Eugene Chevreul y Charles Blanc, quienes estudiaron fenómenos relacionados con la luz y el color y las relaciones entre primarios, secundarios y complementarios.

 

Aproximación a la obra: La recogedora de cerezas

 

"No creo que ningún hombre jamás trataría a una mujer como a su igual, y es todo lo que pido porque sé lo que valgo”

Berthe Morisot, 1890.

 

Morisot se hizo célebre por sus pinturas de mujeres en poses lánguidas que oscilan entre la melancolía y la ternura, y sus modelos que encarnan la clase media francesa de finales del siglo XIX. Sus obras, casi siempre de pequeña escala y con ligeras pinceladas, llevaron a menudo a los críticos a utilizar el verbo "effleurer" (tocar ligeramente, rozar) para describir su técnica.

La recogedora de cerezas debe ser una de las obras artísticamente más ambiciosas de Berthe Morisot. Durante la producción de esta pintura, conversó frecuentemente con Renoir, conocido por su genio colorista. Renoir inspiró sus intentos por perfeccionar la composición y la forma de las figuras. Se vislumbra ésto último en las pinceladas de colores morados, en el amarillo holandés lleno de luz y el rojo bermellón de las cerezas.

 

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La recogedora de cerezas,1891. Óleo sobre tela. 154 × 84 cm. Musée Marmottan Monet, Paris.

 

Morisot utilizó tres modelos para esta pintura, incluida su hija Julie Manet. Mientras las jóvenes posaban, Morisot hacía varias versiones de bocetos en lápiz para estudiar el movimiento y la forma de los cuerpos, optando por colores pasteles para averiguar la compatibilidad de su paleta. Realizó acuarelas para distinguir el efecto sobre la combinación y mezcla de varios colores y finalmente, el óleo sobre el lienzo como obra terminada.

A diferencia de sus representaciones anteriores de posturas más estáticas, esta vez intentó conglomerar todas sus especialidades en esta pintura plein air: representación de la feminidad, de la naturaleza, y lo más importante, del movimiento corporal.

Las ramas del cerezo se mecen con el viento mientras las niñas mueven los brazos para recoger las cerezas que cuelgan oscilantes. La asombrosa vitalidad de su paleta crea una atmósfera de ensueño, altamente idealista, que remite tanto a la realidad del trabajo femenino, como a la recreación maravillosa de un momento de gozo de la vida.

Berthe Morisot nunca alcanzó el nivel de notoriedad mundial de sus ilustres colegas masculinos, debido a que los críticos e historiadores de arte tardaron en reconocer el verdadero valor y aporte de su obra. A finales del siglo XIX sus pinturas eran catalogadas como agradables, fáciles y sentimentales pero sus temáticas distaban mucho de ser convencionales, al igual que el tratamiento y la composición de sus lienzos. Desde hace unos años ha sido merecidamente reconocida como una de las primeras y grandes artistas modernas, al igual que Mary Cassatt, Eva Gonzalès o Marie Bracquemond.

 

 

 

 

 

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